Carta de Jacques Gaillot del 1 de Febrero de 2000

Temporal y marea negra
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Temporal y marea negra

 

El temporal sin precedentes que devastó Francia nos deja muchos interrogantes. Hemos de sacar las lecciones oportunas. Experimentamos la fragilidad de los seres humanos ante las fuerzas de la naturaleza desbocadas. El hombre no logra gobernar el viento, a pesar de toda la tecnología de que dispone. Como consecuencia, los festejos del año 2000 se desarrollaron en un clima de moderación y sobriedad.

?Bastará con decir que esta tempestad fue excepcional en nuestros climas templados y que, de todos modos, era un fenómeno natural contra el que nada se podía hacer excepto preverlo? ?Cómo podríamos no pensar en un desarreglo climático en nuestro planeta: inundaciones catastróficas en Venezuela, sequía sin precedentes en Oriente Medio, el deshielo espectacular del casquete ártico...?

Es legítimo preguntarnos si no hay relación entre el recalentamiento del planeta y el efecto invernadero. Sin esperar a que un día la ciencia nos dé pruebas, ?No es urgente tomar medidas para disminuir nuestro nivel de emisión de gas carbónico? La lucha contra los gases con efecto invernadero, pedida por las conferencias internacionales, nunca fue secundada por compromisos políticos. Ello supone: economía de energía, nuevos modos de consumo y de transporte, ayuda que aportar a los países del Sur para mejorar la calidad ecológica de su energía.

La tempestad también ha servido para mostrarnos que los colegios e institutos, de reciente construcción eran los que peor habían resistido. ?Esto significa que hubo una voluntad de construir deprisa y con bajos costes en detrimento de la seguridad?

La marea negra provocó una catástrofe ecológica y suscitó una indignación nacional justificada. La compañía Total-Elf, para sacar mayores beneficios, recurrió a los pabellones de conveniencia que, como todo el mundo sabe, son "peligrosos".

Es buena cosa boicotear a Total-Elf para movilizar la opinión. En Birmania, Total apoya la dictadura existente construyendo un gaseoducto que recurre a trabajos forzados. En Congo, Elf apoya a un régimen corrupto que asola el país. Pero mejor todavía sería dictar una legislación para prohibir que se recurra a los pabellones de conveniencia. Mientras no actuemos sobre las causas, es más difícil poder controlar los efectos.

Tempestad y marea negra suscitaron una solidaridad ejemplar no sólo en Francia, sino también fuera de sus fronteras. Nos recuerdan que el ser humano está llamado a vivir en armonía con la naturaleza y no contra ella. No fue hecho para saquearla y menos aún para dominarla con arrogancia. Es una lección valiosa.

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