Carta de Jacques Gaillot di 1 Febrero 1998


 

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Argelia: el horror de las masacres

 

Argelia todavía no ha vuelto la espalda a la violencia. La letanía de las matanzas prosigue día tras día. Un auténtico genocidio. Mujeres, niños y ancianos asesinados a cuchillo y hacha. !Un auténtico horror!

He vivido dos años en Argelia y he experimentado dolorosamente este drama que nunca acaba.

Me sumo a la indignación general. Estas matanzas sin precedentes provocan una protesta unánime. La comunidad internacional tiene la obligación de romper su silencio. De no intervenir, sería culpable de "no-asistencia a pueblo en peligro"

El pueblo argelino ya no sabe a quien debe temer: a esos hombres que bajan del monte con el hacha en la mano o a los militares que presuntamente les protegen y cuyo celo en intervenir cuando ocurren las masacres se conoce sobradamente. La estrategia del terror es común tanto a los grupos islamistas como a los gobernantes. Entre ambos, enlutan cada día al pueblo argelino.

!Todo ocurre como si los dirigentes necesitaran recurrir a la violencia para administrar la sociedad! !Uno se pregunta por qué las autoridades no garantizan a los argelinos la seguridad que, en cambio, les parece necesaria para el gas y el petroleo!

La comunidad internacional presiona al poder argelino, reclama una investigación sobre las masacres y envía una misión con este propósito.

Se sabe que el poder argelino apartó a los islamistas de la participación a la vida política. La democracia ya sólo existe en las apariencias. El gobierno sólo busca soluciones en la vía de la represión, lo cual es un callejón sin salida.

?La solución no tendrá que ser política, no estará su clave en una auténtica participación en la vida política del país? Mientras tanto, el pueblo argelino, que aspira a la paz, sigue sufriendo.

 


Jacques Gaillot


 











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