Carta de Jacques Gaillotdi 1 Septiembre 1998 |
Eutanasia | Archivo |
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Eutanasia
En el hospital, una anciana que yo visitaba me decía: "No me da miedo la muerte, la deseo. Pero lo que no acepto, es el sufrimiento. No pensaba que se pudiese llegar a sufrir tanto." ?Cómo puede ser que hoy día, en un gran hospital, no se pueda calmar el dolor de los pacientes? ?Será porque los médicos todopoderosos, formados para curar, no aceptan preparar para la muerte? Se sigue curando hasta límites extremos sin tener en cuenta el final de la vida. Otra vez en el hospital, voy a ver a un joven enfermo de gravedad: "El personal sanitario es muy amable y competente, me dice, pero pasan rápidamente y sólo hablamos de cuidados médicos. Me gustaría hablar con ellos de otros temas, pero presiento que es imposible. El otro día, me sentí tan solo que deseaba que la enfermera pusiera sencillamente su mano sobre mi frente." Soledad de los enfermos. Diálogo inexistente. Mientras que los enfermos tienen que enfrentarse a las cuestiones esenciales de la vida y de la muerte. En el hospital, la muerte se convirtió en algo muy "medicalizado". Con frecuencia los enfermos no la viven. ?El derecho a morir dignamente no consiste en dejar su papel a cada una y cada uno en el final de su vida?. ?En hacerse cargo de su dolor acompañándolo día tras día para romper su soledad? ?En ayudarle a mirar cara a cara el acontecimiento capital de su muerte para poder vivirla dignamente?. Dar medicamentos para provocar la muerte, a mi parecer, no significa
respectar la dignidad de los enfermos. Hacer todo lo posible para que no
sufran y acompañarlos hasta el final. ?No es esto morir dignamente?.
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