Carta de Jacques Gaillot

di 1 Marzo 1998


 

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Ejecución en Tejas

 

La ejecución de Karla Tucker provocó conmoción y rebeldía en todo el mundo. Por el hecho de pertenecer a la humanidad, siento vergüenza.

Esta ejecución, con su ritual bárbaro, es para mí un escándalo y una locura. Un escándalo, puesto que, una vez más, pone de manifiesto hasta qué punto estamos encerrados en el ciclo infernal de la venganza. Una locura porque revela nuestra incapacidad para admitir que una persona, aun condenada por la justicia de los hombres, puede cambiar.

Karla murió sonriendo, perdonando, rezando. Después de catorce años de espera ya no era la misma persona. Su conversión da testimonio del largo camino recorrido por esta mujer que tenía deseos, necesidad y voluntad de ser una persona distinta.

Un criminal nunca puede reducirse a su crimen. Es capaz de humanizarse, de vivir de otra manera. Cuando matamos con premeditación al autor de un crimen, ?estamos seguros de que todavía es aquél que habíamos juzgado?

Hoy en los pasillos de la muerte, casi 3400 condenados esperan a ser ejecutados. No alcanzarán la notoriedad de Karla Tucker.

Y, sin embargo, ellos también han podido cambiar. Y, sin embargo, a ellos también debemos verlos como seres humanos, mayores que su crimen.

Escándalo. Locura. Nunca una muerte podrá borrar otra muerte.

?Podemos esperar que algún día, en nuestro planeta, nunca más le sea otorgado a ningún poder el derecho de vida o de muerte?

Alcanzar esta meta demostraría que somos capaces de crecer en humanidad.


 


Jacques Gaillot


 











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