Catecismo electrónico de Septiembre 1999

Rehabiltar la política

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El equipo que trabaja en este catecismo os propone cada mes dos textos. Agradecemos vuestras sugerencias para mejorarlos.
Quisiéramos que este catecismo fuera una construcción común. No dudéis en someternos otros temas.


Rehabilitar la política.

La política no goza de buena prensa. Los "asuntos sucios" apartan de ese entorno podrido. La división de los partidos y la confusión subsiguiente enturbia los objetivos. El volumen de información que se recibe nada aclara. El sentimiento de impotencia que nace ante la complejidad o la urgencia de las decisiones nos vuelve amorfos. Es grande la tentación del desinterés. La abstención masiva con ocasión de las elecciones europeas son el signo de este desinterés y, ¡sin embargo! Lo que se está jugando es nuestro destino: el funcionamiento de nuestras democracias. Acaso preferiríamos un régimen totalitario cuyas atrocidades nos muestra la historia pasada y la actual?

La Comisión Social de los obispos de Francia se preocupó por este rechazo de la política y, para revalorizar su imagen, publicó el 23 de marzo de1999 un texto intitulado Rehabilitar la política. Los cristianos no pueden quedarse indiferentes ante la política. Son ciudadanos y su ideal religioso les lleva a preocuparse por el bien común. No existe separación entre la causa de Dios y la causa de los hombres. Este texto quiere animar a aquellos y aquellas que quieran contribuir a la convivencia. Presenta la política como una labor colectiva y una gran aventura humana. Recuerda la primacía de la dignidad de la persona humana y concibe el poder commo un servicio y no como dominación.

Elogia la democracia como el modelo de gobierno más humanizador. Alegra leer que "la democracia de representación tiene gran necesidad de ser renovada, en especial con un mayor acceso de las mujeres a las funciones públicas".
Este texto no disimula las dificultades y comparte la opinión de que los gobernantes son impotentes a la hora de resolver los grandes problemas de hoy y diseñar el futuro: "Los hombres y mujeres comprometidos en política se revelan a menudo incapaces de realizar reformar profundas y necesarias, de anticipar el futuro. Toman sus decisiones para plazos cortos, con demasiada frecuencia dentro de perspectivas electoralistas." Los obispos también deploran el alejamiento de los centros de decisión: "Una clase dirigente que estuviera incomunicada con las preocupaciones diarias de la población no podría cumplir sus promesas. Cada vez se amplia más el foso entre la oferta de las instituciones y la demanda de los ciudadanos".
 
El documento termina con una llamada a la coherencia: "Reiteramos la llamada a constituir espacios de encuentro, de diálogo y de confrontación entre personas comprometidas de modos diversos en la política, con el fin de promover una coherencia creciente entre el compromiso personal y la llamda del Evangelio". !Hermosa y útil exortación! Nos invita a todos y a todas a un despertar ciudadano.
Una llamada así tendría más impacto si la Iglesia diera de sí misma una imagen de apertura democrática en su propio gobierno. El episcopado francés lo sabe: "La Iglesia no está eximida de responder también para sí misma a estas llamadas que dirige a la sociedad. Para anunciar el Evangelio al mundo, debe a un tiempo acogerlo y practicarlo, por la manera en que se organiza y en que ejerce su misión".
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Esperanza

_Cómo se puede vivir sin cultivar una parcela de esperanza en el corazón? Aspiramos a un ma_ana menos penoso, más feliz. Esperamos vencer una dificultad, escapar a una prueba, llegar a vivir mejor, para nosotros mismos y para los que queremos. No podemos resignarnos a ver a los ni_os morirse de hambre, regiones enteras carecer de lo necesario, pueblos que se matan unos a otros.
La tensión, que existe en cada uno, entre la convicción de que las situaciones podrían ser distintas, entre un sue_o apenas vislumbrado y la realidad, a menudo dolorosa -inaceptable para sí mismo y para los demás- reclama que se concentren las energías en acciones de ayuda mutua, en slidaridades exigentes. La esperanza es una palanca esencial del dinamismo y de los compromisos humanos.

Esta esperanza, imprescindible para la vitalidad humana, adquiere para el cristiano, una nueva dimensión. Como decía el profeta Isaías; "El pueblo que caminaba en tinieblas vió una gran luz". En la fe, creemos que el fracaso, incluso el sufrimiento y la muerte no son la última palabra de los acontecimientos y de los seres. Se inscriben en el transcurso de una historia abierta sobre un más allá.

La fe cristiana también nos dice que el Dios de Jesucristo, que es bondad y amor, está presente en lo más íntimo de nuestro caminar. No para modificar el curso de los acontecimientos o intervenir en nuestro lugar, sino para acompa_arnos con una presencia confiada y amante. En él el horizonte se amplía, aunque la realidad presente sea especialmente difícil de asumir. Hay futuro, hay algo que hacer.

Porque la esperanza no es una mera espera de un ma_ana más feliz... Sólo puede haber esperanza sólida y vivaz dentro del compromiso que nos incita a establecer los puntos de referencia de un "vivir mejor", por muy modestos que sean. Y este compromiso cobra aún mayor dinamismo, si se hace fuerte en la fe en un Dios presente en el corazón de nuestro mundo en devenir, como lo muestran la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret.

Esperanza humana y esperanza cristiana se unen de este modo en una misma aspiración fundamental y activa hacia un mundo más justo, más solidario y más fraternal.

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