Catecismo electrónico de Enero 1998



La autoridad La fuerza de la no-violencia

Archivo

 

Hace seis meses, iniciábamos este "catecismo electrónico". Os presentábamos nuestros textos como provisorios, con el propósito de mejorarlos con vosotros, por medio de vuestras reacciones.

Muchos dicen haber apreciado nuestro trabajo. Pero pocos (demasiados pocos) han enviado comentarios de fondo.

Afortunadamente dos páginas no han dejado de suscitar reservas. Reunidos en sesión, nuestro equipo de trabajo ha analizado vuestro correo, profundizando el proyecto y reelaborando estos dos textos. Os los enviamos hoy. Gracias por hacernos llegar vuestras críticas y vuestras sugerencias. Son esenciales para que este "catecismo" sea cosa de todos nosotros. No dudéis en sugerirnos temas.


Jacques Gaillot



El responsable del grupo del catecismo


Jean-Pierre Bagot

 


 

La autoridad










E-mail

Con ocasión de festividades nacionales o de ceremonias excepcionales Quién no ha visto a las autoridades civiles, militares y religiosas, codo con codo, luciendo sus vistosos uniformes?

La modernidad está marcada por una desconfianza hacia cualquier autoridad. " Es éste un carácter esencial de nuestra época: los hombres ya no se dejan conducir por la autoridad o la confianza; sólo consienten en colaborar en algo atendiendo a su propio juico" (Hegel 1830).

Conocemos a personas que ejercen una autoridad pero sin poder. Otras ejercen un poder, pero sin autoridad real.

Tratándose de responsables políticos, las encuestas muestran la distancia que puede haber entre autoridad y poder.

La autoridad está fundada ya sobre las competencias, ya sobre la fuerza de la seducción, ya sobre la función.

Hoy día, la autoridad más devaluada es la que descansa sobre una función. El autoritarismo, caricatura de la autoridad, está desacreditado. "Autoridad" procede del latín "augere" que significa "hacer crecer", "proveer en abundancia". En este sentido, la autoridad se hace servicio: servicio de la vida, servicio de la convivencia, lo cual abre espacios de libertad.

En el Evangelio, las muchedumbres son las que le otorgan a Jesús una autoridad; "Nunca otro hombre había hablado como este hombre". Les asombra su enseñanza porque Jesús enseña con autoridad y no como los maestros de la ley.

En la Iglesia católica, la autoridad recibe el nombre de magisterio (el papa, los obispos). El Concilio Vaticano II va a marcar una ruptura con el autoritarismo jerárquico y colocar en el puesto preferente al pueblo de Dios.

La autoridad de los fieles se expresa, entre otros medios, por una opinión pública que siempre existió en la Iglesia y que se llama tradicionalmente "el sentido de la fe". Así ocurrió con la Asunción de la Virgen que fue celebrada mucho antes de ser proclamada por el Papa Pío XII.

La autoridad es necesaria. No podemos estar sin ella, ahora bien, siempre deberá ser humanamente aceptable.

 

Escribid a Partenia: jgaillot@partenia.org

 

 

 

 

La fuerza de la no-violencia










E-mail

Quién no recuerda aquella imagen escalofriante que dio la vuelta al mundo? Un chico se plantó ante la columna de blindados que se dirigían hacia la Plaza de Tienanmen. Un cara a cara increíble. El primer tanque se detuvo. Un hombrecito sin arma desafiaba los cañones. Fue en la primavera de 1989. Este desconocido nos representa a todos con nuestras manos desnudas, nuestra sinceridad, nuestro deseo de paz

La no-violencia no consiste en negarse a defenderse. Tampoco es no-resistencia y menos aún pasividad. Es una acción. Es un combate. Es luchar de otra manera para resolver los inevitables conflictos de la vida. Podemos luchar por la justicia y la dignidad del hombre y de la mujer sin odiar y sin matar. La experiencia nos enseña que un ser humano es el primero en padecer la violencia que ejerce sobre otro. Al destruir a mi adversario me destruyo a mí mismo.

La no- violencia respeta al adversario. Procura despertar las conciencias y sensibilizar los corazones. Mientras que la violencia siempre se opone a lo humano y pervierte las relaciones humanas, la no-violencia reconstituye el tejido de las relaciones humanas. Crea nuevas relaciones entre las personas. Es un acto meditado que busca la eficacia sin pasar por alto el análisis de las situaciones y de las relaciones de fuerza.

Aplica estrategias y medios de no-cooperación a situaciones inaceptables. De ahí los fracasos posibles. La no-violencia no puede resolverlo todo. No es la única alternativa posible a la violencia. La no-violencia es el bien común de la humanidad. Está a disposición de la mayoría. Es el arma de los pobres y de los débiles. Ninguna religión tiene su monopolio.

Hoy día descubrimos la necesidad de una cultura de la no-violencia en las familias, los colegios, las iglesias...

La no-violencia es primordialmente una actitud interior, una mentalidad. Un estilo de actuación que nace de una forma de ser.

La no-violencia no se delega en los demás ni tampoco se decreta. Es una opción personal.

 

 

 

Escribid a Partenia: jgaillot@partenia.org

 

 

 

 

 









E-mail

Archivo: