Cuaderno de bitácora Octubre 1997


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Sábado 23 de agosto: hace un año, las fuerzas del orden hacian pedazos las puertas de la iglesia de San Bernardo en Paris y expulsaban de modo escandaloso a las familias sin papeles que se hallaban refugiadas en su interior. Se profana una iglesia cuando se echa de ella a extranjeros. Este es un aniversario triste. Todavia conservo un recuerdo de vergüenza y rabia.

Delante de la iglesia, cuyas puertas permanecen enteramente cerradas, unos cuantos centenares de personas se agrupan con los sin papeles.Organizan un desfile por las calles. Acude más gente. Gustoso, ofrezco el brazo a la actriz y escritora Marina Vladiy. Se disparan los eslogans. Se oyen protestas. Todos sabemos de sobra que quedan muchas batallas por pelear en defensa de los extranjeros.

Abandono esta modesta mutitud para reunirme con otra, inmensa ésta. La que el Papa Juan Pablo II acoge para una velada, con motivo de las jornadas mundiales de la juventud. Una muchedumbre que manifiesta su entusiasmo y su alegrín de creer. Una muchedumbre capaz de guardar silencio y de escucharle. Para mi es un descanso. Resulta tan inusitado estar en medio de una multitud, sin lucha, sin protestación, sin amenaza de las fuerzas del orden!

El Papa confiere el bautismo a diez jóvenes. La liturgia desplegaba la belleza de sus ritos. La otra multitud que yo habia dejado estaba presente en mi corazón y me hacia comprender que estamos bautizados para la humanidad. Para servirla. A la manera de Cristo.

Llegadados de distintos países de Europa que defienden las libertades democráticas, hemos sido privados de una libertad fundamental: la libertad de circulación. La meta de nuestro viaje consistía en llegar a Diyarbakir, capital histórica de Kurdistán, con motivo de la jornada mundial por la paz, donde todo un pueblo se alegraba de acogernos.

Cerca de 30 millones de kurdos pueblan una zona "de una sola pieza" que se extiende sobre una parte de Iraq, de Siria, de Irán y de Tjrquia. Esta fue la región de Tjrquia orental (unos 15 millones de kurdos) que nuestros autocares tuvieron la audacia de penetrar.

A nuestra salida de Estambul, 30 000 kurdos nos habian dado una acogida entusiasta. Este pueblo traía la paz reclamaba la paz. A lo largo del trayecto, los kurdos nos salían al encuentro con alegria para darnos su apoyo, a pesar de las porras de los policías. Las fuerzas de seguridad no Dejaron de acosarnos Durante las 26 horas de recorrido en autocar y, para rematar, nos prohibieron el acceso a Diyarbakir. Experimentamos el desprecio por parte de los policías y de los militares. El mismo desprecio que padecen tantas veces en su vida cotidiana.

llegados de esa Europa, a la que Turquía quisiera pertenecer, Acaso eramos terroristas peligrosos como para enviarnos los tanques, ametralladoras, cañones de agua helicópteros? A la demostración de fuerza hemos contestado con la no violencia. Preferimos los cantos y el baile antes que las porras y los fusiles. Pero aunque no somos terroristas, reconocemos que somos "gente peligrosa". Peligrosos porque hemos salido al encuentro del pueblo kurdo para decir con él "viva la paz". La represión armada y el recurso sistermático a la violencia no pueden preparar el camino de la paz. La solución no es militar. Es política, con negociaciones pacíficas.

Pelgrosos, también lo somos porque pensamos que se necesita más valor para hacer la paz que para hacer la guerra. Por eso la paz da miedo. Hay que arriesgarse, cambiar mentalidades, proscribir ciertas prácticas.

Peligrosos, lo somos al fin porque nuestro combate no cesará con nuestra salida de Turquia. Dejamos este país como extranjeros indeseables. Volveremos. Para celebrar la paz con el pueblo kurdo y el pueblo turco. Sera un dia de fiesta y de alegría. No se puede detener el destino de los pueblos. Viva la paz!


Jacques Gaillot

 

 

 









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