Carta de Jacques Gaillot del 1 de Julio de 2001

   
En el camino de los hombres y de las mujeres
Vivir el hoy, abrif el futuro 
   
 

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sur la route  En el camino de los hombres y de las mujeres
Vivir el hoy, abrir el futuro
 
 
Éste era el tema del encuentro internacional de los curas obreros. Un soplo de Pentecostés pasaba por esta asamblea compuesta por unas 500 personas.
 
Los testimonios cargados de experiencia humana y de luchas colectivas daban una orientación decididamente misionera: la Iglesia es, primero, para los que no están en ella. El futuro está en los márgenes. El ministerio de los curas obreros es un ministerio de liberación del ser humano. La obra de encarnación de Jesús está por continuar para humanizar la sociedad empezando por los oprimidos.
 
¡Qué bien sienta oír palabras como estas dichas por testigos!
 
célébrer l'Eucharistie  En la gran sala del Palais des Fêtes, la eucaristía de Pentecostés tenía una relevancia especial. El pueblo de Dios celebraba en torno a una mesa grande reuniendo las tres realidades que Jesús quiso unir en la última Cena: el mandamiento nuevo, el lavatorio de los pies, la eucaristía. 
 
Detrás de cada cura obrero, yo veía a un millar de personas. Porque cada uno de ellos tiene un impacto extraordinario si se tiene en cuenta sus compromisos, sus luchas, sus opciones por los más débiles. A través de estos curas, yo veía a miles de personas, un pueblo inmenso que invadía toda la ciudad de Estrasburgo.  la ville de Strasbourg 
 
Como si quisieran desmentir esta visión, los periodistas presentes me devolvieron a la realidad: "Los curas obreros están haciéndose mayores. Hay pocos jóvenes. ¿Cómo será el futuro?"
 
"No van a desparecer. Han abierto una brecha que nadie podrá volver a cerrar.
Mañana, las perspectivas se invertirán, ya no serán los curas los que se pondrán a trabajar.
Serán los obreros, casados o no, quienes serán reclamados por la Iglesia para ser curas".
 
A la hora de despedirse, todos cantaban con convicción:
 
"Ellos se han hecho compañeros de los explotados,
compartiendo el destino de los que quedaron a un lado.
Con ellos, cada día, viven codo con codo,
Compartiendo la misma lengua del día de Pentecostés".