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- Me alegro de darle la palabra
a Christian Mailhes que conoce bien Sudán y nos alerta
sobre el porvenir de este país olvidado, gracias a él,
podemos movilizarnos en favor de esta población víctima
de la violencia. Jacques Gaillot
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Sudán del Sur: un conflicto
olvidado, un pueblo sacrificado. |
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- El país más grande
de África -cinco veces Francia-, Sudán padece desde
hace casi cincuenta años una guerra civil ante la indiferencia
de la comunidad internacional. Este país se divide en
un norte desértico en su mayor parte poblado de árabes
musulmanes et un Sur más bien rico donde viven sobre todo
africanos negros de tradición cristiana y animista, pero
también numerosos musulmanes de habla árabe. La
población global ronda los 30 millones de habitantes de
los que diez millones viven en el Sur. Desde la independencia
del país en 1956, el gobierno islamista de Khartoum buscó
progresivamente someter por la fuerza las poblaciones contrarias
a su hegemonía fundamentalista. A pesar de una calma relativa
que dio al Sur una autonomía limitada de 1972 a 1983 en
virtud del acuerdo de Dais Abeba, Sudán del Sur nunca
conoció la paz. En junio 1989, un golpe de estado militar
ponía en el poder al actual presidente Omar asan Al Bashir
cuyo régimen no dejó de radicalizarse hacia un
fundamentalismo de los más intransigentes. Las poblaciones
del Sur se niegan a someterse a la autoridad de una junta islamista
brutal que intenta imponerles su religión, su lengua,
su cultura y su ley. No es una guerra civil corriente sino una
guerra de resistencia a la colonización y a la asimilación
del Sur por el norte. Monseñor Paride Taban, obispo de
la diócesis de Torit, apuntaba recientemente: "Con
el fin de evitar cualquier malentendido, conviene precisar que
no son los musulmanes en general quienes plantean problema, sino
el gobierno fundamentalista que declaró la guerra a los
africanos de color negro.
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Esta guerra dura desde hace 34 años.
Sólo experimentó una corta interrupción.
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- La misma pregunta se repite, lancinante:
¿Qué piensa de ello el resto del mundo? ¿Olvidó
estos países? ¿Se trata de una guerra caída
en el olvido?"
Si el vasto Sur es rico con su potencial humano y sus inmensos
recursos naturales todavía inexplotados, nunca experimentó,
sin embargo, el menor comienzo de desarrollo: Khartoum nunca
le ha brindado esta oportunidad. Al contrario, la guerra mantuvo
condiciones de vida casi prehistóricas. Escasez de todo.
Sin moneda y por tanto sin comercio, sin electricidad ni carretera
ni agua potable ni medios de información. La educación
y la salud son embrionarias. A estas carencias vitales se añaden
los bombardeos casi cotidianos de Khartoum contra objetivos exclusivamente
civiles: escuelas, dispensarios, pueblos, mercados, centros de
distribución alimentarios, instalaciones de ONG, pista
de aterrizaje en la selva.
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Los bombardeos se producen en toda impunidad
con el silencio cómplice de los medios de comunicación
y de los gobiernos occidentales. |
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- El objetivo de Khartoum es sembrar
el terror, expulsar estas poblaciones traumatizadas hacia los
campos de refugiados instalados en el extranjero (Kenya, Etiopía,
y Uganda en particular. Hoy, Sudán cuenta con cinco millones
de desplazados que lo perdieron todo y dependen exclusivamente
de la ayuda humanitaria. La guerra dejó dos millones de
muertos desde 1983. El país está realmente separado
en dos, las tres grandes provincias del Sur -el Bahr al Ghazal,
el alto Nilo y el Equatoria- bajo la autoridad del movimiento
de liberación de John Garang, jefe de la oposición
sudista, excepto algunos grandes centros urbanos todavía
controlados por el ejército gubernamental. Los bombardeos
de las poblaciones civiles se intensificaron en el Sur estos
últimos meses para alcanzar un régimen cotidiano
desde Julio 2000. Se trata de prohibir a las poblaciones indóciles
-entre las cuales se encuentran numerosos musulmanes- cualquier
acceso al desarrollo, se trata sobre todo de vaciarlo todo en
vista de la reconquista del Sur. La agresividad de Khartoum es
exacerbada por la serie de éxitos del ejército
de liberación durante la primavera 2000 alrededor de los
campos petrolíferos de Sudán del Sur.
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En efecto, desde Agosto de 1999 Sudán
exporta petróleo, lo que permitió que un gobierno
declarado indigno por las naciones a causa de su ayuda al terrorismo
internacional volver de nuevo a la escena mundial y conseguir
que se le trate hoy como interlocutor respetable. |
Las reservas petrolíferas, considerables según
los expertos, al menos equivalentes a las de Arabia Saudí,
se encuentra en el Sur de Sudán alrededor de Bentiu. La
junta de Khartoum hizo construir por condenados a trabajos forzados
chinos un oleoducto de 1600 km que transporta el crudo hacia
Puerto Sudán a razón de 200 000 barriles al día.
Las autoridades de Khartoum avisaron que los beneficios del petróleo
servirían para continuar la "guerra santa" y
para someter a su autoridad los "infieles" del Sur.
Khartoum gasta más de un millón de dólares
al día para llevar a cabo esta guerra, mientras el 90%
de la población del norte vive bajo el umbral de pobreza.
En lugar de utilizar estas riquezas para permitir al Sur de Sudán
acceder al desarrollo, Khartoum está saqueando el petróleo
de Sudán del Sur para después dilapidarlo en su
armamento con el fin exclusivo de aplastar y de someter a las
poblaciones que viven en este mismo territorio. La explotación
del oro negro por las compañías petrolíferas
extranjeras cómplices es posible sólo si la zona
está "segurizada". Esto significa, para Khartoum,
la limpieza sistemática de la región con la ayuda
de milicias de las Fuerzas de defensa popular (FDP) y sus moudjahiddin,
combatientes del jihad (guerra santa). Esta siembra el terror,
practicando la política de tierra quemada, arrasando los
pueblos, matando y expulsando a las poblaciones, esclavizando
a mujeres y niños, saqueando los rebaños, quemando
las cosechas, arrasándolo todo con el fin de evitar que
las poblaciones locales apoyen al ejército de liberación
cuyo objetivo militar reconocido es detener la explotación
del petróleo. Un informe detallado sobre el tema se ha
publicado en Mayo del2000 por la organización humanitaria
Amnesty Internacional. Con el mayor cinismo, la Unión
Europea atribuía en diciembre del 2000 una ayuda de 15
millones de Euros al gobierno de Khartoum "para los progresos
efectuados durante los últimos meses en materia de derechos
humanos" declaraba Catherine Boivineau, responsable de la
dirección "África" en el Ministerio de
los Asuntos Exteriores en París (AFP, 7 de diciembre de
2000). Esta ayuda internacional autoriza a partir de ahora este
régimen brutal a seguir perpetrando en toda impunidad
las matanzas de poblaciones civiles. La Unión Europea
es culpable de no-asistencia a poblaciones en peligro de muerte.
Por razones estratégicas y económicas, el gobierno
francés sostiene a la dictadura militar islamista de Khartoum
a pesar de las violaciones sistemáticas de los derechos
humanos en este país.
A pesar de estas dificultades, estas
poblaciones, olvidadas de la Historia, luchan con dignidad para
defender su identidad, su supervivencia y preparar un futuro
mejor en una paz posible. Representan las riquezas y esperanzas
de su país. |
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Su dinamismo y su esperanza son conmovedores. Reciben ayuda en
su combate de las Iglesias cristianas. En ausencia de un Estado
eficiente e infraestructuras institucionales, las Iglesias se
han comprometido en el terreno junto a las comunidades y en los
campos de desplazados para asegurar las necesidades vitales.
No se conforman con aportar un apoyo espiritual a las poblaciones
desprovistas de dinero, alimentan su esperanza en días
mejores reteniéndolas en su tierra natal. La tentación
de cruzar la frontera es grande: hay comida, cuidados sanitarios
y educación en los campos de refugiados del Kenya o del
Uganda. Allí se encuentra sobre todo la seguridad, lejos
de los bombardeos. Única estructura realmente organizada,
comprometida en aliviar la angustia de las poblaciones, la Iglesia
representa la única esperanza para estos olvidados del
mundo, es "la voz de los sin-voz". La noche de Pascua,
los bautizos se cuentan por decenas de millares. Niños
y adultos anduvieron varios días, incluso la noche a través
de las líneas enemigas, para venir a recibir el bautizo,
a reunirse con la gran familia que lucha por la libertad.
La Iglesia católica sigue siendo uno de los canales fiables
por el cual pasa la ayuda de urgencia. Obispos, sacerdotes y
laicos intentan mantener un lazo vital con el mundo exterior,
especialmente con las ONG's, de las que solicitan ayuda para
alimentar, educar, curar a las poblaciones civiles y lanzar proyectos
de desarrollo. Los obispos y los sacerdotes de Sudán del
Sur se desplazan a Europa y a Estados Unidos, invitados por las
diócesis o las ONG's cristianas, para sensibilizar la
opinión pública internacional a la tragedia de
su pueblo, para llamar la atención de las instancias políticas,
implorándolas que intervengan ante Khartoum para poner
fin a las matanzas y permitir que la ayuda humanitaria alcance
las regiones más aisladas. Los gritos de angustia se pierden
casi siempre en el estruendo mediático.
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Victimas de un régimen despiadado
y cínico, nuestros hermanos y hermanas de Sudán
del Sur encuentran la fuerza y la fe suficientes para luchar
en su dignidad. |
Sin embargo cuentan con nosotros
para arrancarlos de olvido colectivo, informar nuestros conciudadanos
sobre su tragedia, llamar la atención de nuestros responsables
políticos. También esperan nuestra simpatía
activa: sin nuestra ayuda, todos sus proyectos de desarrollo
están destinados a fracasar.
C. Mailhes...
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