bible
 
La tumba abierta  
Mc 16,2-4  
   
En los evangelios, Jesús aparece como alguien que no se deja encerrar.  
   
Jesús no se deja encerrar en los lugares más naturales, los lugares familiares.
Ya de muy joven, el evangelista Lucas (3,42-50) nos lo presenta como habiéndose alejado de la compañía de sus padres para reencontrarse en el templo en medio de los doctores. Responde a la angustia de su padre y de su madre: « ¿Por qué me buscáis? ¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?». Más tarde, confirma este necesario desapego:
«Quien ama a su padre o a su madre más que a mi no es digno de mí» (Mt 10,37).  Y cuando su madre y sus hermanos lo buscan, responde: « ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? » (Mc 3, 31-35).
 
   
ne se laisse pas enfermer Jesús no se deja encerrar en la ley: el día del Sabbat, él frota unas espigas para comer y curar a un enfermo (Mt 12, 1-14). Ante los reproches que se le hacen, replica: «El hijo del hombre es señor del sabbat». De la misma manera, con mucha autoridad declara: «Habéis oído…. Pero yo os digo…» (Mt 5, 21-48) y realiza un reajuste de la ley, que no abole pero perfecciona.
 
   
Jesús no se deja encerrar en las leyes naturales; así nos lo presentan los evangelistas: apacigua la tempestad, anda sobre las aguas, cura al instante a los enfermos y resucita incluso a los muertos. Estos milagros son para mostrarnos que su señorío sobre los elementos no es nada ante su poder de combatir el mal poner a la gente de pie. « ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados están perdonados, o decir: Levántate y anda? para que sepáis que el hijo del hombre tiene el poder sobre la tierra de perdonar los pecados, yo te lo ordeno, le dice a un paralítico, levántate, coge tu camilla y vuelve a tu casa» (Lc 5,23-26).  Esto lo hace instantáneamente, y las gentes, llenas de estupor, dijeron: «Hemos visto cosas extrañas hoy». Todos estos milagros, de los cuales algunos nos resultan extraños también, no son relatados bajo esta forma más que para prepararnos a la más bella salida de Jesús.  
   
Jesús no se deja encerrar en la muerte. «Dios lo ha resucitado» (Hechos 2,24). Por eso la tumba está abierta, aunque la piedra es muy grande.
le tombeau ouvert
 
   
¿Es necesario ir más lejos aún? Él no se deja encerrar en las representaciones que podríamos tener de su resurrección. No, él no es un fantasma o un espectro. Si, él está presente, pero de otro modo, y para no quedar prisionero de nuestros sentidos, él desaparece desde que se le reconoce y pone fin a las elucubraciones sobre su persona escogiendo irse. ¡Es la Ascensión! Entonces ¿por qué continuar encerrándolo en nuestros dogmas y nuestras Iglesias?  
   
résurrection Todas estas salidas de Jesús, fuera de nuestros marcos de referencia, manifiestan que existe algo distinto, una referencia última, a quien él llama su Padre. Si el sepulcro está abierto, es que abre algo que sólo podemos presentir y pesa como un deseo.