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Julio de 2004 

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La buena semilla y la cizaña
   

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La buena semilla y la cizaña
(Mt 13,24-31)

grain et ivraie

A menudo Jesús habló en parábolas. Es decir que contaba una historia tomada de la vida cotidiana para hacer entender alguna cosa del Reino de Dios que él vino a anunciar. La parábola de la buena semilla y de la cizaña se remite a la experiencia de los cosechadores.

He aquí un campo sembrado con trigo por su propietario, luego la cizaña, una mala hierba, sembrada por una mano enemiga. Tan pronto como los siervos se dan cuenta, cuando el trigo empieza a espigar, proponen arrancarla. Pero son refrenados en su afán por hacer bien las cosas. "No sea que, al recoger la cizaña, arranquéis también a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega." 

A los siervos les mueve el afán por poner las cosas en orden y la limpieza; son llevados de una simple lógica del "o bien esto o bien esto otro", lógica del "o" excluyente. O la buena semilla o la cizaña, pero no ambas; en este caso es la cizaña que conviene eliminar, porque representa el mal. En efecto, el mal nos perturba ¿de dónde viene? ¿Quién es este enemigo que se cuela pérfidamente en las buenas intenciones, en decisiones y acciones? No queremos ver reducidos a la nada nuestros esfuerzos por sembrar y buscamos, de manera espontánea, preservar la cosecha. Pero en la vida compleja que es la nuestra, las cosas raras veces están bien claras.

El mal y el bien están unidos inextricablemente y no es fácil diferenciarlos. Un mal puede convertirse en un bien e inversamente. No nos apuremos tanto para arrancar, no condenemos con tanta presteza lo que parece malo. 

le mal et le bien

La lógica del maestro es la del "y, y", "Dejad que ambos crezcan juntos"; y la buena semilla, y la cizaña. La lógica del "y/y" no permite zanjar; es global y pone el énfasis sobre lo que es común. Ambas plantas tienen en común que crecen en el mismo campo. Reúne y no separa. Haciendo esto, la lógica del "y/y" mantiene en tensión a términos opuestos. Esta tensión es especialmente incómoda de vivir cuando el campo es nuestro mundo.
Esta lógica nos conduce a la confusión, nos impide distinguir el bien del mal y hace temer que el mal ahogue al bien. De este modo, nos gustaría suprimir los programas o las películas de violencia que contaminan a la juventud; nos gustaría suprimir a los dictadores que se burlan de la democracia y de la libertad de su pueblo; nos gustaría arrancar los carteles publicitarios que hacen de la mujer un objeto sexual: nos gustaría quitarle de encima a nuestra sociedad a los ladrones y delincuentes de todo pelo o también borrar del rostro de la Iglesia todo lo que la desfigura... Pronto vemos a qué abusos estos deseos legítimos nos conducirían o nos han conducido ya. Cuando destruimos lo malo, o lo que consideramos malo desde nuestro punto de vista, nos arriesgaríamos a destruir también lo bueno. Necesariamente, hemos de aceptar la coexistencia hasta la siega. ¿Es preciso entonces no hacer nada y dejarse invadir? Combatir el mal, el cual, por añadidura no distinguimos nítidamente, tal vez no sea nuestro quehacer primero; lo más importante, es suscitar y desarrollar el bien; se trata de abrir las perspectivas.

la moisson La siega representa el fin del mundo, explica Jesús, el fin de nuestro mundo. Sólo en ese momento, podremos establecer un balance y realizar una selección.¿ Es esto un retorno a la lógica del " o esto /o lo otro"? Quemamos los manojos de cizaña y cosechamos los granos en el granero. 

Las cosas ya se han vuelto claras. Otras imágenes del fin de los tiempos que nos da el Evangelio dejan suponer que podríamos llevarnos sorpresas en esta selección final. Los justos no son los que pensábamos. He aquí que los pecadores y las prostitutas nos preceden en el Reino. Más bien debemos ver en este definitivo momento el advenimiento de una 3ª lógica que integra a los dos primeras: puede enunciarse así: "bien esto, bien aquello, bien ambos".

Únicamente esta lógica de la complejidad puede aprehender los meandros de la vida humana. Sólo mediante la espera, la paciencia y la tolerancia a las que nos obligan la lógica del "y / y" podrá brotar lo nuevo y el mal salir del bien. 

méandres de la vie

le bon grain Debido a que el orden del "o el trigo, o la cizaña" es demasiado simple, incluso simplista, hemos de pasar por el desorden de la mezcla y de la promiscuidad. El coco con codo con la persona que juzgamos peligrosa es el único modo de aprender a conocerla y tal vez a estimarla.