La Biblia a libro abierto
Enero 2002 

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Un asunto de ladrones (Lc 23,39ss) 
   

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Un poco de humor al comienzo de año. Tomamos prestado largos extractos del texto aparecido en la carta de "Jonás".


Golgatha 
Un asunto de ladrones
(Lc 23, 39 ss) 

Hay quien lo llama "el buen ladrón"; para le el provenir ha quedado asegurado. Sus palabras de conversión y de arrepentimiento, y su profesión de fe en Jesús le valieron el poder entrara, sin esperar, con el en el paraíso; es decir, en la Casa del Padre. Sin embargo, la promesa, el compromiso de Jesús de llevárselo con él, comprendido en una sola palabra, una sola, se dirige, como las otras, a toda la humanidad: "Yo te digo que hoy estarás conmigo...".

Este "hoy" nos enseña que , entre el momento de la partida de este mundo y la entrada en la Casa del Padre, no hay un plazo, no hay sala de purificación (¿y quién más que un bandido no sería susceptible de purificación?), como si fuera necesario añadir una ampliación para completar y acabar la salvación aportada en la tierra por el Redentor...

Jésus et les larrons  Hay en esto dos protagonistas diferentes: Jesús y el "bueno". ¿Quien es el tercero, el llamado el "malo"? Personalmente, constato que si Jesús toma al "bueno" bajo su protección, no dice nada del otro. Y la sabiduría humana nos enseña: "El que calla otorga..."Jesús acepta, entonces, a este pobre hombre que sufre, como él mismo, lo llama a seguro. Y, mirándolo de cerca, hace él también, profesión de fe en Jesús: "No eres tú el Mesías...? 

¿Puede reprochársele algo? ¡Cuantos otros se han dirigido a Jesús: "Si quieres, puedes curarme", sin ser tratados de malvados! Conviene, entonces, hacer justicia a este pobre bribón. Además, los dos primeros no podrían dejarse en la estacada. Lógicamente, en nombre de la solidaridad "profesional", estos deberían entenderse como "ladrones de feria" para embarcarlos con los otros. Y hay verdades que siguen siendo verdades según quine las escucha; entre otros: "Nunca dos sin tres", o aún "¡Iremos todos al paraíso...!"
En virtud de todo esto, Jesús, entrando en el Paraíso, tiende la mano a derecha e izquierda al "buen ladrón" y la mano izquierda y derecha al "otro ladrón". Al Padre que los espera y los ve venir de lejos (¡he leído lo mismo en alguna parte...!) Jesús dice: "Servidor bueno y fiel, ven a sentarte a mi derecha" . Y he aquí que luego cantamos y proclamamos: "Creo en Jesucristo... sentado a la derecha de Dios Padre".