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Un poco de humor al comienzo de año. Tomamos
prestado largos extractos del texto aparecido en la carta de
"Jonás".
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- Un asunto de ladrones
- (Lc 23, 39 ss)
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Hay quien lo llama "el buen ladrón";
para le el provenir ha quedado asegurado. Sus palabras de conversión
y de arrepentimiento, y su profesión de fe en Jesús
le valieron el poder entrara, sin esperar, con el en el paraíso;
es decir, en la Casa del Padre. Sin embargo, la promesa, el compromiso
de Jesús de llevárselo con él, comprendido
en una sola palabra, una sola, se dirige, como las otras, a toda
la humanidad: "Yo te digo que hoy estarás conmigo...".
Este "hoy" nos enseña que , entre
el momento de la partida de este mundo y la entrada en la Casa
del Padre, no hay un plazo, no hay sala de purificación
(¿y quién más que un bandido no sería
susceptible de purificación?), como si fuera necesario
añadir una ampliación para completar y acabar la
salvación aportada en la tierra por el Redentor...
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Hay en esto dos protagonistas diferentes: Jesús y el
"bueno". ¿Quien es el tercero, el llamado
el "malo"? Personalmente, constato que si Jesús
toma al "bueno" bajo su protección, no dice
nada del otro. Y la sabiduría humana nos enseña:
"El que calla otorga..."Jesús acepta,
entonces, a este pobre hombre que sufre, como él mismo,
lo llama a seguro. Y, mirándolo de cerca, hace él
también, profesión de fe en Jesús: "No
eres tú el Mesías...? |
¿Puede reprochársele algo? ¡Cuantos
otros se han dirigido a Jesús: "Si quieres, puedes
curarme", sin ser tratados de malvados! Conviene, entonces,
hacer justicia a este pobre bribón. Además, los
dos primeros no podrían dejarse en la estacada. Lógicamente,
en nombre de la solidaridad "profesional", estos
deberían entenderse como "ladrones de feria"
para embarcarlos con los otros. Y hay verdades que siguen siendo
verdades según quine las escucha; entre otros: "Nunca
dos sin tres", o aún "¡Iremos todos
al paraíso...!"
En virtud de todo esto, Jesús, entrando en el Paraíso,
tiende la mano a derecha e izquierda al "buen ladrón"
y la mano izquierda y derecha al "otro ladrón".
Al Padre que los espera y los ve venir de lejos (¡he leído
lo mismo en alguna parte...!) Jesús dice: "Servidor
bueno y fiel, ven a sentarte a mi derecha" . Y he aquí
que luego cantamos y proclamamos: "Creo en Jesucristo...
sentado a la derecha de Dios Padre". |