Cuaderno de bitácora de Julio de 2003

    Encuentros por el camino  Berlín: otro mundo es posible 
    Nápoles: resistencia ciudadana  Los incordios de la huelga 
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Encuentros por el camino

solitude Una mujer me aborda: "Le he visto en televisión la otra noche. ¿Dígame qué se puede hacer cuando le abandonan a una?" "¿Abandonada?" "Sí, mi marido me ha abandonado y me deja sola con cuatro hijos". La escucho hablar. Necesita hablar con alguien. En pleno París, vive la soledad afectiva. Su vida se ha hundido. 

En el tren que va a Bruselas, un hombre joven con rasgos asiáticos se acerca a mí: "¿Quiere usted pronunciar una plegaria de bendición sobre mí?" Ya que el asiento junto a mí estaba libre, le invito a sentarse para conocernos un poco. Es de Laos. Cree en la presencia de Dios en él, en los seres, en la naturaleza. Su vida pasa por un momento difícil. Le miro con simpatía. De nuevo me pide: " bendígame". Sus ojos se cierran. Su rostro expresa su actitud orante. Coloco la mano sobre él, hago la señal de la cruz sobre su frente mientras pronuncio una plegaria de bendición.

El tren está pronto a entrar en la estación de Bruselas. Un hombre surge ante mí poniendo un grueso libro en mis manos. Sus ojos miran fijamente a los míos: "Le doy este libro. ¿Quiere usted leerlo y decirme lo que le parece?" Apenas le hube dicho que sí con un gesto de la cabeza, él desapareció. Descubro que se trata de Raouf Oufkir, el hijo del general Oufkir que intentó con un golpe de estado deponer al rey de Marruecos Hassan II. Raouf y su familia pasaron veinte horrorosos años en las cárceles del rey. Firma ahora su primer libro.  Les Invités

     

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pélerinage Berlín: otro mundo es posible 

El encuentro ecuménico se desarrollaba en una atmósfera de libertad y de alegría. Las propuestas eran numerosas y variadas. La multitud, siempre en camino, se determinaba en función de sus deseos.  rassemblement oecuménique

Los Franciscanos que se reúnen con regularidad a los pies de los grandes rascacielos de Frankfurt, símbolos del poder financiero, para reclamar el reparto de riquezas con los países del sur estaban allí presentes. Habían organizado una concentración en el centro de la ciudad, delante del banco, para una comida compartida con los sin techo. Todo un símbolo.

Había mucha gente. Tenía la misión de introducir la comida, recordé que en nuestro planeta donde todo se vende y se transforma en mercancía, cada vez hay más excluidos que no son invitados al banquete neoliberal. Al compartir lo que habíamos traído, nos convertimos en hermanos. El compartir hace hermanos. Si hoy sabemos ser hermanos, mañana no tendremos miedo.

repas de solidarité Con otras personas, no paraba de dar pan a las manos que se tendían. Hubo suficiente para todos. En el corazón de este encuentro ecuménico, este gesto simbólico se realizaba para recordar a todos nuestra solidaridad ante la injusticia del mundo. 

   

 

     
   

Nápoles: resistencia ciudadana

retrouver les amis Fui invitado con motivo de la publicación en italiano de uno de mis libros, reconozco rostros amigos, en especial los de la asociación Partenia, llenos de vida.  

El calor me agobia ¡e incluso agobia a los napolitanos! Pero esto no les impide resistir.

Unos jóvenes que forman parte del importante "movimiento de los desobedientes" bloquean un barco cargado de armamento para Irak. Unos religiosos combonianos se encadenan delante de la Prefectura por solidaridad con unos sin-papeles que reclaman su legalización. Un joven cura milita en el movimiento altermundialización. Estaba en la contra-cumbre del G8. Comprometido a favor de la paz, lucha contra los armamentos. Su obispo acaba de destituirlo. La población se subleva para protestar. Me siento feliz de estar junto a él.

vitalité Estas resistencias ciudadanas son signos de vitalidad de los que los napolitanos hablan yq que son actos que comprometen sus vidas y dan sentido. 

   

 

     
   

Los incordios de la huelga

grève des transports La televisión había anunciado que la huelga de transportes se terminaba. Al día siguiente, todo debía volver a su cauce. Nada de eso ocurrió.... 

Tomo un metro que se queda en el andén. Una voz repite la consigna: "Debido a movimientos sociales... ". el metro acabó saliendo. Se inmovilizó en Gare du Nord. Busco un tren para ir al aeropuerto. El en andén una multitud inmensa espera un tren que no llega ¡Imposible que semejante multitud pueda caber en un tren, por muy grande que sea! El tren por fin llega. El conductor avisa: "Es imposible salir si las puertas no están cerradas". En vano.

Estamos amontonados. Es mucho el calor. Falta el aire. Un joven, muy pálido, se desmaya. Conseguimos sentarlo gracias a alguien que le cede su sitio.

Admiro la paciencia de la gente. Sufren en silencio.  patience des gens

Unos hablan por teléfono, otros leen. Al cabo de media hora, anuncian que tenemos que cambiar de andén y tomar otro tren. Otra vez a correr y la avalancha.

Llego al aeropuerto, ya me había convencido de que el avión ya había salido. Pero el avión también tenía retraso, mucho retraso. ¡Un retraso que tuvo su lado positivo!