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- La mujer, el agua, la
vida
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Tres mujeres: la madre de Moisés no lo ahogó,
como mandaba el Faraón; lo esconde y lo confía
al río. |
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- Myriam, hermana de Moisés: se aposta en la orilla,
a distancia, para ver lo que le va a ocurrir. Finalmente la hija
del Faraón: se estaba bañando, ve al niño,
se apiada de él, le salva y le da el nombre de "Moisés",
que significa "Lo he sacado de las aguas".
Cuando los Hebreos huyen de Egipto, de aguas amargas, y cuando
los Egipcios han sido tragados por las aguas, Myriam sale, con
todas las mujeres, tocando el pandero: " Cantad al Señor,
él ha vencido" (Ex 15, 20-21).
Myriam es una profetisa porque resiste al desánimo que
está en el ambiente, para ir en el sentido de la vida.
Contestataria, no dudará en decirle a su hermano: "Dios
nos ha hablado, dice, igual que a ti" (Nb 12,2)". Enferma
de lepra por esta audacia, "se había vuelto blanca
como la nieve" (Nb12,10), secuestrada siete días,
"el pueblo no partió antes de que ella hubiera sido
devuelta a su lugar".
Todos los acontecimientos importantes de la vida de Myriam
están asociados al agua. Una tradición cuenta que
un pozo, "el pozo de Myriam" acompañaba al pueblo
en su travesía por el desierto. A la muerte de Myriam,
desapareció el pozo. Parece que ella se lleva con ella
el signo que la acompañó toda su vida. |
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En el momento de la muerte de su hermana, Moisés parece
tomar consciencia de lo que la vida de Myriam representaba para
todo el pueblo. Si el agua brotaba con abundancia y les daba
de beber, podría ser porque, durante su retiro de siete
días, elle había visto como su relación
con Dios se renovaba. Dios estaba presente en medio de su pueblo
come fuente que brota.
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Es sin duda por todas estas razones por las que los primeros
cristianos han visto en ella una figure de María, madre
de Jesús, el nuevo Moisés. |
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