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- " Todos sois hermanos
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- Mateo 23,1-12 Evangelio
del 31º domingo
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Tantos hombres y mujeres han soñado, a lo largo de
los siglos, con la igualdad entre los seres humanos. Incluso
han dado su vida con la esperanza de que se hiciera realidad
esa igualdad: desde el esclavo romano Espartaco hasta el pastor
Martín Luther King. Jesús también tenía
ese sueño cuando nos llamaba a modificar completamente
nuestros comportamientos. |
" Vosotros, no os dejéis llamar Rabbí, porque
uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
Ni llaméis a nadie Padre, porque uno solo es vuestro Padre:
el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar Directores porque
uno solo es vuestro Director: Cristo. El mayor entre vosotros
será vuestro servidor ".
Observamos como continúa ejerciéndose el poder
de dominación entre los humanos. Dominación de
los hombres sobre las mujeres, de los padres sobre los hijos,
de los blancos sobre los negros, de los colonizadores sobre los
colonizados, de los ricos sobre los pobres, de los jefes sobre
los empleados, de los franceses sobre los extranjeros, del clero
sobre los laicos... Una larga lista de esta dominación
de unos y de la sumisión de los otros. |
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Y sin embargo, no hay jerarquía entre los seres humanos.
Las relaciones de dominación de los unos sobre los otros
no son una fatalidad. Esta creencia de una jerarquía entre
los humanos, supuestamente inscrita en la historia y vehiculada
por culturas y religiones, cultiva la desigualdad y desmiente
la palabra de Cristo: " Todos sois hermanos ".
Da lo mismo que vivamos el los suburbios de mala fama o que estemos
encarcelados, somos y permanecemos como seres humanos.
Desde la más tierna edad se nos ha moldeado en una cultura
de la competición, del éxito a cualquier precio.
Se trata de ganar eliminando a los otros. La vida es concebida
como una lucha contra los otros, una lucha que se percibe como
fuente de progreso. Están los que triunfan y los que fracasan.
¿Cómo ser hermano en estas condiciones?
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Jesús sale al encuentro de esta creencia. Su manera
de vivir abre un camino nuevo.
El hombre de Nazaret renunció al poder de dominación
y rechazó toda superioridad y todo privilegio. Ocupó
el lugar del servidor: " El mayor entre vosotros será
vuestro servidor." |
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