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enero de 2005 

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El sueño de la Navidad
   

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El sueño de la Navidad 

Si la Navidad es una de las fiestas más universales, que hace soñar a pequeños y grandes, a los creyentes como a los no creyentes. En nuestras regiones, las luces de Navidad no son otra cosa que el sueño de la luz en el corazón del sombrío invierno.
 
sapin de Noël Lo abetos adornados hacen soñar con las flores y los frutos, en el momento en que la vegetación parece muerta. Es el sueño del calor en el tiempo en que reinan las heladas: antes de llegar a ser un dulce, el leño que ardía en el hogar daba calor. Queda el símbolo de una temperatura agradable, y también un ambiente cálido hecho de felicidad y alegría compartidas. 

Sabemos que la soledad y la miseria pesan más duramente en este día. Por todas partes la gente se esfuerza por que nadie se quede fuera del festejo general. 

la solitude

 
Este el tiempo de la convivencia: las cenas en familia y entre amigos se multiplican; los menús tradicionales están hechos de manjares finos y rebuscados. Es también un sueño de paz: no hay peleas durante la tregua de Navidad, aunque se le llame, de manera más trivial, la tregua de los confiteros.

lumières Este sueño de Navidad, estos símbolos y aspiraciones no son propiedad de los cristianos; viven dentro de toda persona humana. Antes de ser la Navidad, era la fiesta del solsticio de invierno. 
 
La Navidad cristiana añade a esta celebración el nacimiento de un niño. ¿Quién no ha soñado ante un recién nacido? ¿Qué llegará a ser? ¿Que hará? Parece que, para esta vida totalmente nueva, todo es posible. El mundo le pertenece. Sus padres, sus parientes, están a la vez preocupados por su fragilidad y respetuosos ante su futuro que los sobrepasa.

El sueño de Navidad, para los cristianos, toma un color más profundo y maravilloso. Es el sueño de un Dios que se viene a vivir entre nosotros. No un simple enviado, sino el propio Dios, que nos finge, que inicia su itinerario terrestre como cada uno de nosotros en la persona de un chiquitín. Hay que conocerlo todo de esta humanidad para hacerla renacer a su imagen. Dios se hace hombre par hacer del hombre un dios.
 

naissance de Jésus 
 
Entonces, en la fe, es cuando este niñito puede convertirse, para toda persona de buena voluntad, en la luz que ilumina el mundo de un modo nuevo, dando un sentido profundo y sagrado a la vida humana. También es promesa de abundancia sobrepasando nuestras expectativas, capaz de calmar la sed y de saciar toda hambre. El amor, del que él es signo, es ahora un nuevo modo de vivir en la paz y la confianza mutua. Es el sueño de la fe cristiana, por el que muchos han dado su vida para dar testimonio de que no es un sólo sueño.