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Apoyo al pueblo libanés
- Las manifestaciones de apoyo al
pueblo libanés se multiplican en París. Los medios
se mantienen muy discretos.
Cada tarde hay una, en el Trocadero en el atrio de los Derechos
Humanos. Los turistas van y vienen, atraídos por la música
y los cantos árabes.
En este famoso atrio es donde yo me reúno con los libaneses
que, después de su trabajo, vienen a levantar sus pancartas,
a mostrar grandes fotos sobre las violencias de la guerra en
su país, y estar disponibles para hablar con los viandantes.
Espero mi turno para inscribir en una gran hoja de papel un mensaje
de paz con mi firma.
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Los libaneses se alegran de que yo vaya
a pasar una hora en medio de ellos. Ante la tragedia de su pueblo,
los encuentro en estado de shock. Tienen el alma herida. Escucho
el relato de los padecimientos de su corazón lastimado:
un millón de desplazados, la masacre de Cana, la destrucción
de su país
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Valoran el hecho de que una movilización internacional
se esté desarrollando en diferentes puntos del mundo,
inclusive en Tel Aviv, contra la guerra en el Líbano.
Decepcionados por la comunidad internacional, reclaman el cese
inmediato de la agresión israelí y su retirada
del territorio libanés.
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Esas tiendas de campaña
que dan problemas
"Médicos Mundi" distribuyó 500
tiendas para los sin techo (SDF- Sin Domicilio Fijo- en Francia)
de París. Éstos han agradecido el dejar de estar
expuestos a las miradas ajenas.
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Estas tiendas les dan un poco de intimidad y de humanidad.
Sin embargo, durante el verano abundan los turistas y ¿Cómo
soportar que salgan tiendas de todas partes por la capital, y
especialmente en las orillas del Sena? Dan visibilidad a un escándalo:
el de todos esos sin techo que duermen en la calle. Imposible
ignorarlos. |
Estas tiendas molestan y se convierten en el foco de toda
sospecha. Los vecinos protestan. El Ayuntamiento interviene.
Los políticos se interesan.
Hacen de todo para que los sin techo se vayan de sus tiendas.
Para apoyarles, se celebró una concentración cerca
del Ministerio de Asuntos Sociales. Los sin techo tomaron la
palabra. Me gusta oír la palabra que sale de ellos. Nadie
puede pronunciarla en su lugar. ¿Qué dicen? Nada
de alojamientos de emergencia. Se sienten mal acogidos en ellos.
Les roban y para rematar les echan a la calle. Mejor en la calle
que en un alojamiento de emergencia que sólo dura una
noche.
¿Qué quieren? Una vivienda, un alojamiento de
verdad. Lugares de vida correctos. |
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Todo el mundo aplaudió estas palabras que dejaron
pasar un soplo de dignidad. Para ellos, el problema no radica
en la desaparición de las tiendas sino en la imposibilidad
de acceder a la vivienda y en la falta de lugares donde vivir. |
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« tocó al
leproso »
Durante las vacaciones familiares de verano, Lise, mi sobrinita
de ocho años vino a verme una mañana y me preguntó
con ademán serio: "¿Puedes contarme los milagros
de Jesús?".
Confieso que soy alérgico a este tipo de preguntas porque
la palabra milagro deja entender que Jesús era un superman
y que realizaba acciones espectaculares. ¿Contar los milagros
de Jesús no es una hermosa historia que abre a un mundo
maravilloso? ¿Pero dónde está la verdadera
vida? ¿Y cuál es el mensaje de Jesús?
Lise tal vez haya percibido mi falta de entusiasmo pero yo no
podía dejar sin respuesta su pregunta.
"Lise, te voy a contar lo que hizo Jesús un día
que se encontraba de camino. Una gran multitud le seguía.
Llegó por ahí un leproso. Cayó de rodillas
ante Jesús y le suplicó: "Si tú quieres,
puedes curarme".
¿Qué hizo Jesús? Extendió la mano
y tocó al leproso.
Lise me interrumpe: "¿Tocó al leproso?" |
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"Sí, Jesús se atrevió a hacer
este gesto que le puso en contacto con el leproso.
Jesús tenía que tener mucho amor dentro de su corazón
para tocar a aquel leproso. Mostró que ese leproso era
un ser humano como los demás y que tenía derecho
al respeto"
Lise no buscó conocer como seguía el relato. Este
gesto tan humano de Jesús y, desde luego, al alcance de
cada uno de nosotros, le bastó: "tocó al leproso". |
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Entre mitra y báculo
en Lourdes
(con forma de guiño, retomo un cuaderno escrito
en el año 2000. Mons. Bertone, de quien es cuestión
aquí, se convirtió en el cardenal Secretario, es
decir el número 2 de la Iglesia católica y el cardenal
Ratzinger en el papa Benedicto XVI)
El obispo de Lourdes me invitó a venir en el mes
de agosto para presidir la misa internacional. En el año
del jubileo, fue un gesto fraternal por su parte. Aproveché
la ocasión para manifestar mi comunión con la Iglesia.
En la basílica subterránea esperaba la multitud
de los días grandes. El responsable de los santuarios
se había tomado la precaución de poner a unos cuantos
gorilas junto a mí para velar por mi persona. ¡Nunca
se sabe!
En la sacristía, un obispo italiano, Mons. Bertone,
secretario de la Congregación para la Doctrina de la fe,
vino hacia mí y me comentó sonriendo su sorpresa
por mi presencia allí. |
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"A menudo estoy en donde no se me espera, dije
yo
- ¿Puedo decirle al cardenal Ratzinger que he estado con
Usted y que he celebrado con Usted?
- Por supuesto.
Puedo decirle que aprecio lo que Usted hace."
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Sale la procesión. ¡Yo ya había perdido
la costumbre de llevar la mitra y el báculo en medio de
los obispos! |
La liturgia se desarrolló hermosamente en diferentes
lenguas y con símbolos que todo el mundo pudo ver gracias
a pantallas gigantes.
En Lourdes, los enfermos, los minusválidos, los pobres
de la sociedad se sienten como en su casa. Se ven reconocidos.
Es el milagro de Lourdes. |