Cuaderno de bitácora de septiembre de 2005

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Hiroshima

bombe sur Hiroshima El 6 de agosto pasado, 60 años después del horror de la primera bomba soltada sobre Hiroshima, los militantes des desarme nuclear, llegados desde distintas regiones de Francia, se congregaron delante del monumento de la Paz que se yergue frente a la Escuela Militar de París. Me alegré de poder reunirme con ellos por la mañana.
En el monumento figura inscrita la palabra "Paz" en diferentes lenguas. En el pasado, Théodore Monod no faltaba nunca a estas citas del 6 de agosto para manifestar su oposición al arma nuclear. "La preparación de un crimen es un crimen" gustaba de repetir.
 

¡60 años después, no podemos olvidar esta catástrofe sin precedente, ni el inmenso sufrimiento de las decenas de miles de personas irradiadas! La primera bomba atómica del 6 de agosto de 1945 llevó a la humanidad a la era nuclear. Se franqueó el umbral. Hay un antes y un después de Hiroshima.
Desde entonces, asistimos impotentes a la proliferación nuclear, con bombas mucho más potentes y diversificadas que las que lanzaron en Japón. Tenemos cientos de miles de toneladas de residuos nucleares peligrosísimos de los que ya no sabemos qué hacer. ¿Podremos limpiar nuestro planeta de todo su arsenal nuclear? ¿Seremos suficientemente valientes para salir de lo nuclear antes de que sea demasiado tarde? ¿Qué planeta les vamos a dejar a los que vengan después de nosotros?
     
   

Preguntas estivales

En una semana, me sorprendo de los mensajes recibidos. Un bombardeo. Unos suizos me piden que vaya a bendecir su boda el año próximo, un joven religioso español tiene mucho interés en que le ordene de sacerdote, una mujer soltera desea que bautice a la niña pequeña africana que ha podido adoptar, un sacerdote belga me pide que confirme a los jóvenes de su parroquia, un hombre mayor insiste para que sea yo quien celebre su funeral cuando llegue la hora…

diocèse sans frontières Se consideran, sin complejos, de la diócesis de Partenia. Para ellos las fronteras se borran. 

Pero siempre expresan un deseo importante: que su acto, cargado de experiencia humana y espiritual, sea respetado y se le tenga en cuenta.
Algunos de ellos ya no tienen lazos habituales con la Iglesia. Aun estando en el atrio, son conscientes de estar viviendo un acontecimiento que les compromete a algo y da sentido a su vida.
 

parmi le peuple

Los encuentro disponibles para contactar en su zona con los responsables de Iglesia a quienes no conocen.
Allí donde haya un deseo, hay un camino. Un camino que hace nacer la novedad.

   

 

     
   

Conductor de autobús

Durante este mes de agosto, no hay multitudes en las calles de París. Disfruto saliendo a pie por la mañana, cuando el sol es soportable. Mientras me dirijo a la parada para tomar el autobús, me sorprende verlo llegar, ¿me dará tiempo? Me echo a correr sin muchas esperanzas de lograr mi hazaña.

dans le bus Pero el autobús se quedaba en la parada, como si yo fuera esperado. Sin aliento, doy las gracias al joven conductor. 

"Soy yo quien se alegra de que esté usted aquí" me replica sonriendo.
"Me reconozco en sus luchas. El ser humano es lo que importa.

Yo me peleo para que no privaticen los transportes. Es un servicio público que ha de seguir siéndolo. Si privatizan los transportes, la salud, la educación, nos convertiremos en mercancías; eso va a crear desigualdades".
De pie junto a él, asentía.
 

pour le service public

Luego el conductor me confesó: "no soy creyente"
"Recientemente, me enteré de que habían ordenado sacerdote a una mujer. Me parece que está bien. ¿Por qué no ser tolerante y abierto?"
"Gracias a usted por ser abierto" le dije. "Tengo que bajarme. Este encuentro va a iluminar mi jornada".
"a mí también. Hasta otra vez"