El traje nuevo de Partenia
10 años son de celebrar.
La bolsa del trabajo en París se llena en seguida. Vienen
de toda Francia, de Bélgica, de Luxemburgo, de Alemania,
de suiza, de Italia, sin olvidar a los sin papeles, los vascos,
los iraníes
Creyentes o no creyentes, es la fiesta de la fraternidad
recobrada y de la alegría compartida. Las fronteras se
borran. Estamos en libertad para decir como el acontecimiento
de enero de 1995 nos ha puesto en camino y provocado para compromisos
cargados de futuro.
¡Diez años ya!
Es primero y ante todo la fiesta del pueblo de Partenia. Mi alegría
por estar allí en medio de toda esa gente cuyos rostros
reconocía. Recuerdo el título de mi primer libro:
«ils m'ont donné tant de bonheur» (me han
dado tanta felicidad).
De pronto alguien entra en la sala, sostenido por sus padres.
Ha podido salir un momento del hospital porque este encuentro
de Partenia para él era muy importante. Desde hace varias
semanas sus ojos ya no se abren y sus palabras se vuelven rápidamente
confusas. Y sin embargo, he aquí que recobrando una repentina
energía logra sostenerse de pie y hablar nítidamente
en el mayor de los silencios. Un mensaje de esperanza. Un mensaje
que abre el futuro.
Cada vez que vuelvo a verlo en el hospital me habla de aquel
gran momento que vivió en Partenia.
Esta gran reunión del 15 de enero ha resultado un
sorprendente momento de gracia para todo el mundo. |