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- Tres preguntas
a
Jacques Gaillot
La solidaridad con las víctimas
del maremoto ha sido excepcional el todo el mundo. Algo "nunca
visto" dicen las asociaciones humanitarias. ¿Tiene
Usted la impresión de que este drama ha favorecido, de
forma paradójica, el despertar de una consciencia de solidaridad
internacional?
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Completamente. Después de la
ola devastadora que ha provocado tantas víctimas, vino
otra ola, enorme, inmensa, la de la solidaridad. La familia humana
mostró lo mejor que lleva dentro: la compasión.
Ante la amplitud del drama, abrió su corazón y
sus manos. Esta concienciación sólo nos puede causar
alegría. Somos capaces de poner el ser humano en el centro.
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- A pesar de las pujas y las estrategias
que puedan aparecer en las ayudas que se dan, esta mundialización
de la solidaridad quedará como un hito, como si la humanidad
comprendiese que el futuro es de la solidaridad. En ello veo
un signo de los tiempos alentador.
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- Ante semejante drama, muchas
personas se preguntan si su donativo (necesariamente modesto
en proporción a la magnitud) ser útil. La pregunta
que todos se hacen y que nadie se atreve a formular es algo así
como: ¿Cuánto tengo que dar y a quién? ¿Qué
responde Usted a estos interrogantes legítimos?
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Muchos pocos hacen un mucho. Mi gesto
se añade a los otros. Es útil. No que queda más
remedio que confiar en las entidades a las que me dirijo. |
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- A cada uno le toca decidir, en la
situación en que se encuentra, lo que conviene dar. No
basta con dar por deber, con pesar o para tener la conciencia
en paz. Lo importante es entregarlo con el corazón, y
si es posible con alegría.
Pero no por ello hemos terminado. La solidaridad se construye
a largo plazo. Tenemos que hacer oír nuestras voces ante
los países más ricos para que los gastos dedicados
al sobre armamento y a la guerra se destinen a las poblaciones
afectadas.
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Y para que la deuda de los países
víctimas de la catástrofe (Sri Lanka, Indonesia,
Tailandia, Malasia) sea anulada. ¡Una deuda que asciende
a más de 300 mil millones de dólares! |
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- Durante los primeros días
después de la catástrofe, nos dimos cuenta de que
la ayuda más inmediata y concreta procedía casi
siempre de estructuras asociativas de carácter religioso
(asociaciones budistas, musulmanas, cristianas) ¿Piensa
Usted que la religión tenga que ocupar un lugar especial
para organizar la solidaridad cuando ocurren este tipo de dramas?
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Hemos podido ver a las diferentes religiones
presentes en el terreno donde ocurrió el drama. Desde
las primeras horas, hubo una ayuda local, popular, asociativa.
En la escasez y con urgencia, las asociaciones arraigadas localmente
han dado los primeros auxilios, intentando devolver algo de vida
al tejido social. ¡Es inestimable! |
He visto en televisión a religiosas curando a los enfermos
y trayendo alimentos. Un templo budista fue puesto a disposición
de las víctimas. Por ello, las religiones tienen algo
que aportar en cuanto a la difícil organización
de la solidaridad.
- Palabras recogidas por Olivier Galzi
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