- Tres preguntas ... a Jacques
Gaillot
- Yaser Arafat ha muerto en Paris. ¿Qué te gustaría decir sobre él a su pueblo, cuyas miserias cotidianas has conocido durante tus visitas?
Yaser Arafat ha encarnado la lucha y las esperanzas de su pueblo. En Túnez, en Beirut, en Ramala o en París, por todas partes él simbolizaba la resistencia de su pueblo. La fuerza del líder palestino consistía en no ser separable de su pueblo. Lo hemos visto en Ramala, cuando una marea humana llevó el féretro Yaser Arafat. Se dejó el protocolo a un lado. - Una magnífica imagen: es el pueblo palestino y ningún otro, el que ponía en tierra al que es su «Padre». Hoy los palestinos se sienten huérfanos.
Arafat ha sabido dar a los palestinos, humillados por la ocupación, el orgullo de existir y supo hacerles soñar con un Estado independiente.
No se puede parar el destino de un pueblo.- Ariel Sharon, primer ministro israelí, acaba de tomar unas decisiones valerosas que los colonos se niegan a aplicar. Éstas tenderían a devolver algunos "territorios ocupados" a los palestinos. Tú, que has ido varias veces a Israel y Palestina ¿ves en los acontecimientos actuales signos de paz o de tensión?
Una decisión que se toma unilateralmente tiene pocas posibilidades de aplicarse en un clima de paz. Es en las negociaciones entre las dos partes implicadas donde se tenía que haber tomado la decisión de retirarse de Gaza. Ocurrió justo lo contrario.
Además, el primer ministro israelí ostenta su voluntad de devolver los territorios ocupados de Gaza, decidiendo en un mismo tiempo la implantación de nuevas colonias en Cisjordania, buscando la irreversible colonización de la Cisjordania. ¿Dónde está la voluntad de paz?- Pronto será Navidad, símbolo de la paz. ¿Qué mensaje de paz quisieras transmitir a los judíos y palestinos, musulmanes y cristianos, que comparten con tanta dificultad la tierra de Cristo y la herencia de la Biblia?
En la Navidad, nuestros ojos buscan la luz mirando al Oriente. 
- Como antaño los magos guiados por la estrella, camino de la capital y la aldea con nombres simbólicos que siguen siendo hoy tan evocadores: Jerusalén, visión de paz, Belén, casa del pan.
Yo les enviaría a los palestinos las palabras cargadas de paz del Patriarca latino de Jerusalén: «Con las piedras y los guijarros de la primera Intimada, todavía erais más fuertes que hoy con las armas de fuego. Y con la rama de olivo, todavía sois más fuertes que con las piedras y las armas de fuego.»- La lucha armada no va a traer la paz. Los caminos de la violencia conducen a un atolladero. La negociación política hará que la paz sea posible.
- Yo suplicaría a los judíos, que son los hermanos mayores de los cristianos, con las palabras ardientes de la justicia:
«No se construye el futuro sobre la injusticia. Un muro no os va a proteger de la violencia. No se consigue la victoria humillando a un pueblo. No dejen escapar la oportunidad de la paz. La paz es posible.» 
¿Acaso Jerusalén, portadora de un misterio único, no está llamada a manifestar al mundo que dos pueblos pueden vivir juntos en la paz?
Palabras recogidas por Olivier Robert
