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- El pañuelo islámico
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El proyecto de ley que prohíbe el pañuelo islámico
en la escuela continúa generando reacciones en Francia
y fuera de ella. La querella está lejos de apaciguarse.
Los franceses de origen árabe o africano recibieron mal
esta prohibición que les parece especialmente destinada
para ellos. |
El Islam está ocupando su lugar en el espacio público
francés. La segunda religión de Francia se encuentra
confrontada con el laicismo, la democracia, la modernidad. Necesita
un tiempo para superar las incomprensiones y resolver los conflictos.
¡La Iglesia católica también necesitó
mucho tiempo para reconocer la democracia y aceptar la laicidad!
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Los franceses que proceden de la inmigración están
en su mayoría en la capa más baja de la escala
social. La integración no se ha realizado con ellos. A
ellos les ha tocado de lleno sufrir la inseguridad y la precariedad. |
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- Experimentan la discriminación en la vivienda y
el trabajo. Entre ellos, muy pocos jóvenes son admitidos
en las escuelas superiores. En ciertas ciudades se sienten apartados
y humillados.
Se comprende entonces que el principal problema no sea el del
pañuelo: es el problema del porvenir, su porvenir y por
consiguiente, el de su integración en la sociedad francesa.
En este contexto difícil, la religión islámica
juega un papel importante: favorecer la integración, reconocer
la dignidad de cada uno y de cada una, sentir que existen, hacer
realidad la solidaridad con los más marginados. Es una
religión que ayude a vivir. |
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La nueva ley sobre el pañuelo no resolverá los
problemas de la integración y de la convivencia. Corre
el riesgo de relegar la religión a la esfera privada y
de contribuir a la desesperanza de una población ya marginalizada.
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