Carta de Jacques Gaillot del 1 de Agosto de 2000

El encuentro de Camp David
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El encuentro de Camp David

Acabo de enterarme por la radio, las negociaciones de Camp David han fracasado. No me sorprende ni decepciona ya que yo no tenía muchas expectativas sobre este encuentro llamado de la última oportunidad.
En efecto, las injusticias cometidas con el pueblo palestino no pueden convertirse en condiciones de paz. Allí, la vida cotidiana de los palestinos está hecha de violencia. Tantas frustraciones, violencias y decepciones se han acumulado en el transcurso de los años! Tanto si se trata de los refugiados en los campos como de los presos políticos, de los trabajadores palestinos, o de las colonias judías o el problema del agua... La exasperación de la juventud no ha cesado de crecer en Cisjordania y Gaza.
Un estado palestino, independiente y soberano habría facilitado una paz justa y duradera. Siempre se le ha negado. No se puede hacer la paz prescindiendo de los pueblos implicados y sin pagar el precio, o sea, el precio de la justicia.
Jerusalén, ciudad codiciada y punto de mira de todas las pasiones, sigue siendo la manzana de la discordia. El Vaticano tiene razón cuando reclama incansablemente un estatuto especial para Jerusalén, con garantías internacionales que salvaguarden el carácter sagrado de la ciudad.
Los fracasos de Camp David pueden tener algo positivo: concienciar en mayor medida a los países árabes, a las instancias internacionales, a las Iglesias cristianas de su papel par ayudar a solucionar este conflicto histórico que nos concierne a todos y que ya ha durado demasiado. Mientras esperamos la proclamación de un Estado palestino el próximo 13 de setiembre...¡después de tan larga espera!