Catecismo electrónico de Octubre 1999

El Jubileo

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El equipo que trabaja en este catecismo os propone cada mes dos textos. Agradecemos vuestras sugerencias para mejorarlos.
Quisiéramos que este catecismo fuera una construcción común. No dudéis en someternos otros temas.


El Jubileo

La antigua tradición judía mandaba que cada cincuenta años fuese proclamada la condonación de las deudas y la liberación de los esclavos. Imposible entonces explotar a los pobres y maltratar al extranjero: llegaba la hora de la justicia social y cada cual debía recobrar sus derechos. La sociedad intentaba poner los contadores en cero para una nueva salida: una utopía que el pueblo necesitaba. El año jubilar anunciaba un año de liberación. Los "tirados" de la sociedad eran los primeros beneficiarios. Sin ellos el Jubileo no habría tenido sentido. Será una fiesta para todos si primero es una fiesta para los excluídos. El joven profeta de Nazaret retomará por su cuenta, radicalizándola, esta práctica del Jubileo. Él es "enviado anunciar a los pobres la Buena Nueva, proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor." (L.c. 4, 18-19).

Jesús no va a conformarse con discursos; pasará a la acción. No le bastará con reunirse con los pobres, él mismo se volverá pobre dejando en ello la vida. !Qué subversión! Entonces el pueblo de los pobres, recobrando la esperanza, se levantará. Un mundo nuevo es posible.

?Que hacen hoy con el Jubileo? ?Es una oportunidad para dejar señales de liberación y hacer gestos de reconciliación? ?A quién le aprovecha? ?Cuál será la contribución de la Iglesia (de las Iglesias) frente a la escandalosa injusticia del mundo? El Jubileo no sólo se reduce a su componente espiritual, también debe aportar hechos en el plano de la justicia social.

Los festejos grandiosos y forzosamente costosos, las peregrinaciones en gran número, no bastarán para hacer del Jubileo una "Buena Nueva" para los excluídos. Si la Iglesia (las Iglesias) se preocupa de sí misma, ante todo afanosa por organizar concentraciones excepcionales, secuestra el Jubileo para su propio provecho. La palabra de Jesús "quien ama su vida la perderá" también se aplica a la Iglesia.

Si el Jubileo se celebra entre gente de "correcto pensamiento" ?qué quedará de la subversión que trajo Jesús?

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Peregrinaciones

Cuántos hombres y mujeres, de todas edades, vemos con la mochila a espaldas por las rutas de las grandes peregrinaciones de antaño, como la de Santiago de Compostela. Experiencia de fe religiosa simple necesidad de respirar. Ruptura con lo cotidiano, recuperación del contacto con la naturaleza, un sentido que encontrar para la propia vida o nueva orientación por tomar. De este modo se renueva una gran tradición que -para los cristianos- hunde sus raíces en el pueblo hebreo caminante por el desierto hacia la tierra prometida. "Mi padre era un arameo errante" recuerda el Deuteronomio hablando de Abrahán. San Pedro en su Primera Carta, exhorta a los cristianos a vivir en esta tierra como viajeros.

La peregrinación ayuda a tomar conciencia de que la vida es una marcha, un caminar físico, psicológico, moral y espiritual. Ocurre con las personas y también con las sociedades. La Iglesia (las Iglesias) está estancada y se disgrega cuando deja de comprometerse constantemente y cada vez más, impulsada por el soplo del Espíritu, en las grandes tareas de la justicia y el amor.

Las catedrales, que hogaño orientaban la larga marcha de los peregrinos, se construían a menudo en altozanos, a la imagen de Jerusalén, ciudad Santa por excelencia para el judío, el árabe o el cristiano. Para el camino sólo llevamos lo esencial. Sólo es posible andar sinos deshacemos de lo superfluo. La peregrinación es una subida hacia los sitios de referencia espiritualidad y de fe. Los peregrinos de hoy no son todos "creyentes", pero todos buscan quitarse cosas de encima, dar más sentido a lo que hacen, a lo que se esfuerzan por ser y realizar en la vida cotidiana.

Solos o en grupos de dos o tres, los peregrinos se reúnen con otros por el camino o en la etapa. Se estimulan o se ayudan mutuamente para seguir avanzando. Aun siendo un empeño personal, el camino agrupa a los caminantes. La acogida de los albergues para la noche crea nuevos encuentros al igual que las etapas que marcan la vida de cada uno y dan ánimo para nuevos avances. Caminata, subida, concentración, la peregrinación contribuye a dar sentido y fuerza vivificante a lo cotidiano de la existencia.

Una pareja que ya en varias ocasiones se marchó sin dinero, su cayado en la mano, da el siguiente testimonio: "marchar, no saber dónde alojarse, si se va a comer... afecta a las seguridades fundamentales. Encararse con las propias fragilidades, aceptarlas, confiar en otros para nuestras necesidades nos permitió descubrir un espacio inesperado de intercambio y reflexión. Vivir de forma permanente en una seguridad buscada nos enseñó a aceptar las inseguridades no buscadas. Descubrimos que la incertidumbre era fuente de creatividad, de solidaridad, de libertad, de vida. En estos momentos de mayor confianza, a pesar de la precariedad en que vivíamos, fue cuando nuestra experiencia espiritual fue más intensa. Y vimos analogías importantes con lo que los textos bíblicos nos dicen, hasta el punto que creemos haber vivido algo de la experiencia de Dios."

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