Catecismo electrónico de Diciembre 1998

Navidad

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El racismo













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El equipo que trabaja en este catecismo os propone cada mes dos textos. Agradecemos vuestras sugerencias para mejorarlos.

Quisiéramos que este catecismo fuera una construcción común. No dudéis en someternos otros temas.

 


NAVIDAD

 

Se trata de una fiesta muy popular en los países de tradición cristiana. La Navidad ha sido recuperada por la sociedad de consumo con sus abetos, sus cajas de bombones, sus regalos, las luces de las ciudades, sin olvidar los festejos de la Nochebuena. Los niños son los reyes de esta fiesta familiar. Qué ocurre con su dimensión espiritual? El ángel de Belén dijo a los pastores:
"Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: Os ha nacido hoy un Salvador"
(Lucas 2, 10)

Navidad es un nacimiento. María da a luz a su primogénito Jesús. Dios con nosotros. Dios entre nosotros. Dios entró en nuestra historia y, desde entonces, forma parte de la familia humana. Es inútil buscarlo donde no está. Navidad es Dios metido en la vida. Es venir al mundo a la manera de Jesús. Es renacer con él para estar en el mundo de una manera nueva.

Navidad es la fiesta del hombre. Si Dios viene a vivir entre nosotros, si toma un rostro humano, es porque cada uno de nosotros es valioso, cada uno es único, nadie sobra. En este fin de siglo en que el hombre nunca ha estado tan despreciado, aplastado, manipulado, excluido, la Navidad certifica y desvela nuestra incomparable dignidad. Si Dios se hizo uno de nosotros, ya no es posible destruir al hombre, humillarlo, torturarlo. Jesús es hombre verdadero y verdadero Dios. Desde este momento, si se toca al hombre, se toca a Dios. Herir al hombre es herir a Dios.
La Navidad es una luz en la noche. El niño del establo de Belén vino entre nosotros para que tengamos vida. La gloria de Dios es el hombre vivo.
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EL RACISMO

 

El racismo es tenerle miedo al otro, como si el otro llevara una máscara que molesta. No acepto el color de su piel, su estilo de vida, su religión, sus opciones. Estas diferencias me agreden. No son percibidas como riquezas sino como amenazas. El otro me devuelve una imagen que me cuesta soportar porque remueve mis certidumbres. Esta imagen cuestiona mi identidad, mis derechos. El miedo al otro conlleva su rechazo.
El racismo dormita en cada uno de nosotros. Nunca desaparece. Basta con un leve estímulo para que se despierte. Es lo que ocurre cuando la sociedad engendra un mal vivir con exclusión económica y social.
 
En la actualidad, los extranjeros son objeto de discriminaciones cada vez más numerosas y graves. Conseguir un trabajo o una vivienda es más difícil. Los controles de identidad son más frecuentes cuando uno se llama Mamadú o Mohamed. La exclusión ofrece un terreno favorable para el racismo. Cuando la gento ve sus derechos pisoteados, le resulta más difícil respetar al otro, en especial cuando este otro es un inmigrante. La lógica del chivo expiatorio puede funcionar. Por esta razón, la lucha contra el racismo está ligada a la lucha contra la exclusión. Combatimos el racismo y el sistema que lo crea.
En Francia, los extranjeros que más antipatía provocan son los magrebíes, especialmente los argelinos. En los distintos países de Europa, los gitanos viven el rechazo. En cuanto al antisemitismo, es un sentimiento que perdura. Hoy día el racismo se está banalizando. Ya nadie se disculpa por tener reacciones racistas. Se explica sencillamente por qué se ha llegado a ser racista.

Los colegios, los movimientos asociativos, las iglesias juegan un papel en la lucha antiracista. En particular ayudando a tomar conciencia de que al excluir al otro también excluimos algo de nosotros mismos. Cómo se puede aceptar al otro si uno mismo no se siente aceptado?

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