Catecismo electrónico de Septiembre 1998



El perdón La familia

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El equipo que trabaja en este catecismo os propone cada mes dos textos. Agradecemos vuestras sugerencias para mejorarlos.

Quisiéramos que este catecismo fuera una construcción común. No dudéis en someternos otros temas.

 


 

 









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EL PERDON

 

Una tierra donde no florece el perdón sería una tierra irrespirable. ?Pero se puede perdonar cuando se cometen crimenes contra la humanidad, cuando violan y asesinan a niños, cuando un terrorismo ciego se cobra víctimas inocentes?.

Me entran ganas de decirles a los que cometen tales acciones que no saben lo que hacen. Para retomar la frase de Jesús hacia sus vérdugos que lo crucificaban. Y Jesús añadía " Padre perdónales".

El perdón es un universo despiadado ... Se podría apreciar la expresión como un juego de palabras divertido, o también conformarse con ver en ella una mera explotación frondosa de la paradoja de los sentimientos. Sin embargo, la realidad del perdón reside exactamente en su carácter intratable. Esa es su fuerza y su grandeza, también su dificultad de exitir. En efecto, el perdón no puede arreglarse con medias tintas y se niega a cualquier falsa complacencia. El perdón se ejerce al contado, solo es verdad con la condición de no dejar tirados en un rincón de la memoria, en un rincón del corazón unos cuantos amargos créditos de rencor.

El perdón es un bloque firme y macizo. Granito. Que no se puede recortar en láminas más finas o más gruesas, según que el bloque más tierno o más duro. Se perdona sin rebaja, apartándo cualquier reserva y cualquier mátiz.

El camino es tanto más difícil de recorrer que excluye la amnesia. Porque el perdón no es el olvido.Primero, porque hay ofensas que no se pueden borrar de la memoria; luego, porque hay faltas tan graves que es necesarios recordarlas que vuelvan a renacer. En este sentido tenemos el deber de la memoria.

El perdón no puede ser la injusticia, es una llamada a superar la afrenta. Aquel que pide perdón ha hecho primero en si mismo un inmenso recorrido. Reconocio su falta, sin buscar disculpa, y aceptó la herida que este reconocimiemento hizo nacer en él. Está dispuesto a ir más allá. Quiere construir una pasarela entre él y "su victima". Entre el pasado y el futuro. Aquel que perdona también ha franqueado los obstáculos que se habían impuesto a él como una evidancia en un primer momento. Superó la ira, del rencor y el espíritu de venganza para descubrir otra vía: la de la comprensión y de la generosidad. Se atreven entonces a ofrecer su confianza a aquel que lo había traicionado. Lo rehabilita y le demuestra que vale más que su falta.

En este sentido, el perdón es un intercambio formidable. Sobre todo, también es don gratuito con futuro. Es la esperanza. Es la vida.

 

 

 

 









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LA FAMILIA

 

Junto a la familia fundada sobre el matrimonio, existen hoy familias fundadas sobre la unión libre. Paralelamente, el divorcio o la separación engendran familias de un solo padre. Funcionan recomposiciones diversas, todas diferentes según las visiones de cada cual, el número de hijos por una parte o por otra, su edad y el nacimiento de nuevos hijos.

Frente a estas explosiones y recomposiciones diversas, la familia sigue siendo un valor adoptado por la mayoría. La crisis pone en peligro un tipo de familia clásica, acuñado en el siglo XIX y que nos sirve de referencia. Se caracterizaba, entre otras cosas, por la división estricta del trabajo entre el hombre y la mujer, haciendo a la mujer dependiente de su marido. No se puede convertir en un ideal absoluto. No asistimos hoy al final de la familia sino al nacimiento de una pluralidad de familias. " Los individuos siguen creyendo que la familia constituye uno de los medios ideales para ser feliz y realizarse como persona"(1). El hogar sigue siendo el lugar cálido de la intimidad, del amor incondicional donde renovar las fuerzas y alcanzar la plenitud personal. Todas las formas familiares nuevas tienden a realizar este ideal con más o menos fortuna. La crisis de la familia no se debe al rechazo de todo valor sino a la emergencia de valores nuevos importantes. Uno de ellos: la fuerte demanda de autonomía y de libertad. La persona, hombre o mujer, no sólo está condicionada por sus vínculos sociales y familiares, sino que también aspira a construirse de forma autónoma; busca una libertad de acción en el marco de las imposiciones sociales. Se trata de un valor que habremos de respetar y de promover como valor de humanidad.

Los avances médicos junto con el control de la vida y, en cierta medida, también de la muerte, han permitido en ciertos casos salir de la fatalidad para acceder a una vida más responsable. Se trata de un cambio cualitativo de comportamiento. La trayectoria del mundo y la gestión del tiempo, a la vez acelerado y prolongado, implican trayectorias personales no determinadas con antelación y ofrecen oportunidades de vidas o de secuencias de vida más variadas y más numerosas. Al mismo tiempo se desarrollan los valores de adaptación y de creatividad.

Las espectativas de felicidad y de desarrollo que despierta la pareja no se pueden devaluar en nombre de un cierto realismo, sino que están por profundizar. El sentimiento amoroso es uno de los gozos de la humanidad.

Finalmente, la aspiración de las mujeres a relaciones más justas y a un mejor reparto de las tareas, tanto como la de algunos hombres por salir también de su papel social exterior al hogar , conducen a una paridad necesaria y a la construcción de las familias de hoy. Estas aspiraciones también cuestionan el todopoderoso valor económico del trabajo que desprecia los valores relacionales. Sólo se puede respetar un fenómeno de este tipo y concurrir a desarrollarlo. Este respeto va acompañado de una confianza en el ser humano, en su actitud para descubrir soluciones nuevas y organizar su vida como persona responsable.

Las instituciones civiles o religiosas son percibidas como encierro y bloqueo. Si quieren permanecer al servicio de una necesaria estabilidad de las parejas y de las familias, tendrán que integrar y desarrollar un concepto de la vida como historia abierta y evolutiva.

(1) François de Singly. Sociologie de la famille contemporaine (Nathan 1993)

 

 









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