Catecismo electrónico de Mayo 1998

     
  Homosexualidad  Pentecostés 
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El equipo que trabaja en este catecismo os propone cada mes dos textos. Agradecemos vuestras sugerencias para mejorarlos.
Quisiéramos que este catecismo fuera una construcción común. No dudéis en someternos otros temas.

HOMOSEXUALIDAD

Cuando las personas toman conciencia de que son homosexuales, reciben un golpe, una herida y a menudo soledad; bien sea en la adolescencia, a la edad adulta o incluso ya casadas. No es fácil hallar quien escuche y dialogue dentro del propio entorno.

Llevar una vida respetando la propia humanidad, ser ciudadano y querer tener a la vez un papel en la sociedad, vivir la fe en el seno de la propia Iglesia, nunca es fácil.

La intolerancia lastima. Las medidas discriminatorias son destructivas. Las mentalidades evolucionan lentamente. En varios países, Amnistía Internacional denunció la represión de los homosexuales. No por casualidad los regímenes totalitarios los declaran fuera de la ley y los persiguen despiadadamente.

La condición homosexual es todavía un enigma, y muchas veces un tabú, tanto para las sociedades como para las Iglesias. La diferencia sexual es esencial. Estructura las sociedades. En la Biblia, el ser humano, masculino y femenino, es creado a imagen de Dios. La sexualidad sólo toma sentido en la acogida y el respeto del otro.

Desde la venida de Jesús, sabemos que el amor de Dios no excluye a nadie. Los que llevan heridas son los preferidos de Dios. Los homosexuales no son condenados sino amados por Dios.

Hoy enarbolan el signo del arco iris, símbolo de la afirmación homosexual. Los gays y las lesbianas defienden el reconocimiento de sus derechos.

Hay cristianos homosexuales que dan el testimonio de un amor auténtico y fiel, y también de una fe viva y solidaria.

Si las comunidades cristianas no acogen sin condiciones a aquellos que se sienten excluidos, se privan de apertura y de una mejor comprensión del Evangelio. 

 

 

   
   









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PENTECOSTÉS

Cincuenta días después de Pascua, la fiesta de Pentecostés celebra el don del Espíritu Santo que Dios regala a la Iglesia.

Se cumple la promesa de Jesús a sus discípulos: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra" (Hechos de los Apóstoles 1,8).

El día de Pentecostés, los discípulos estaban reunidos en Jerusalén. Desde los sucesos de Pascua, estaban llenos de temor. Se quedaban entre ellos, separados del mundo.

Y, he aquí que el Espíritu Santo viene sobre ellos. Son liberados del miedo y van a poder salir, reciben una fuerza y van a poder hablar.

La pequeña comunidad de los apóstoles tiene el valor de salir al encuentro de la gran comunidad llegada a Jerusalén para la fiesta.

El grupo de los discípulos va a reunirse con la gran familia humana compuesta por los pueblos más diversos.

Gracias al Espíritu Santo, se establece la comunicación, se entrega el mensaje, se da testimonio. Dos comunidades se encuentran. En la multitud, cada uno se siente concernido.

Pentecostés es una comunicación exitosa, a pesar de la diversidad y de la barrera de las lenguas, de las culturas, de las religiones.

La Iglesia de Pentecostés es una Iglesia que se atreve a hablar y a actuar. Hace lo que predica. Todos comprenden su lenguaje aunque no lo aprueben.

La Iglesia de Pentecostés es una Iglesia que acoge al Espíritu Santo para ir al encuentro de los pueblos de la tierra, más allá de las fronteras. No para dominar, sino para dar testimonio, con respeto.  

 

 

   









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