Catecismo electrónico de Septiembre 1997



Ser Cristiano hoy La esprial de la violencia

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Hace seis meses, iniciábamos este "catecismo electrónico". Os presentábamos nuestros textos como provisorios, con el propósito de mejorarlos con vosotros, por medio de vuestras reacciones.

Muchos dicen haber apreciado nuestro trabajo. Pero pocos (demasiados pocos) han enviado comentarios de fondo.

Afortunadamente dos páginas no han dejado de suscitar reservas. Reunidos en sesión, nuestro equipo de trabajo ha analizado vuestro correo, profundizando el proyecto y reelaborando estos dos textos. Os los enviamos hoy. Gracias por hacernos llegar vuestras críticas y vuestras sugerencias. Son esenciales para que este "catecismo" sea cosa de todos nosotros. No dudéis en sugerirnos temas.

 

 


Jacques Gaillot



El responsable del grupo del catecismo


Jean-Pierre Bagot

 


 

Ser Cristiano hoy










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Algo sorprendente: todavía hoy, por todo el mundo, hombres y mujeres de todas condiciones, incluso los más ignorados, se definen como cristianos. Se vinculan a Jesús de Nazaret, nacido hace unos dos mil años, ajusticiado en Jerusalén. Lo proclaman vivo para siempre junto a Dios.

Habitado por el soplo de Dios, este joven judío vivió confiando plenamente en aquél a quien llamaba "Padre".

Decía: "he venido a buscar a lo que estaba extraviado". Fue el "hombre para los demás". Abría los ojos a los ciegos, hacía caminar a los paralíticos, daba la palabra a los mudos, devolvía la libertad. Esto era intolerable para el poder establecido. Lo eliminaron.

Provocó una conmoción inmensa: sus discípulos hallaron en su mensaje, y en especial en su forma de vivir, respuestas a sus preguntas esenciales acerca de la vida, del mal, del amor. Los Evangelios son el relato de la experiencia formidable de las primeras comunidades. Cuentan su hallazgo y su alegría: Jesús es el camino, la verdad, la vida. Él es el HOMBRE EN PIE, con los pies en el suelo y la frente en las estrellas, como también nosotros estamos llamados a serlo.

Poseídos por este entusiasmo, con el soplo de Jesús, podemos vivir ya desde hoy de una forma nueva.

Se nace en una tradición católica, protestante, ortodoxa... pero cristiano, se es por opción personal.

 

 

 

Escribid a Partenia: jgaillot@partenia.org

 

 

 

 

La espiral de la violencia










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La violencia está en todas partes. Forma parte de nuestra vida cotidiana. Los genocidios mutilan a poblaciones enteras. Las torturas no dejan huella. Las películas crean un contexto permanente de violencia. El paro hiere a tantas personas. Las Iglesias y las religiones suscitan fenómenos actuales de exclusión. Incluso la escuela, lugar para la educación, donde formar la personalidad, es lugar para la violencia. Se producen extorsiones entre los alumnos. Los niños se convierten en actores de esta violencia ciega. Hoy no se puede decir que no estemos informados! Las cosas se saben.

Destrozados por lógicas institucionales, muchos hombres y mujeres viven situaciones insostenibles. Decimos con demasiada facilidad: "la culpa la tiene el sistema". Cuando ya no tienen lo suficiente para satisfacer sus necesidades elementales, cuando viven en la inseguridad, cuando su dignidad es pisoteada, cuando padecen frustraciones sin número, se llega al colmo de la violencia.: hombres y mujeres ya no saben como salir adelante y pueden llegar a ser violentos. La violencia, entonces, es la protesta de todo su ser. Se despliega la espiral de la violencia.

El propio Jesús conoció esta violencia. Las instituciones políticas y religiosas se coligaron contra él y lo mataron. Pero Jesús no respondió a la violencia con la violencia. Tampoco se conformó con denunciar la violencia, la padeció en su pasión. "Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro" (Isaías 53,3). La vida y la muerte ya no tienen el mismo peso de realidad, el mismo sentido, desde la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Un camino se ha abierto.

Por ello los cristianos pueden decir a toda mujer, a todo hombre, a todo pueblo, a toda etnia que es valioso para alguien, y por tanto que lo es también para él mismo. Cierto es que no tienen soluciones hechas de antemano. Pero siempre se puede iniciar un nuevo futuro, aun al precio de duras luchas. Prodigiosa novedad acerca de Dios y de la humanidad: incluso en el corazón de la violencia, Jesús garantiza, y tras él los cristianos, que la humanidad puede esperar contra toda esperanza.

 

Escribid a Partenia: jgaillot@partenia.org

 

 

 

 

 









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