Catecismo electrónico de Noviembre de 2001 

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Hacia Jerusalén pasando por Samaria 
   

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Hacia Jerusalén pasando por Samaria

"Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran, Jesús decidió irrevocablemente ir a Jerusalén.  Jérusalem

Envió mensajeros por delante; yendo de camino entraron en una alddea de Samaría para prepararle alojamiento, pero se negaron a recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusieron: Señor, si quieres decimos que caiga un rayo y acabe con ellos. El se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea". Lucas 9, 51-56

Ya con las primeras palabras, se nos pone en antecedentes de que a Jesús "se lo van a llevar de este mundo", y ese desarraigo será doloroso. Necesitará mucho valor para avanzar hacia Jerusalén. Detrás de él, sus discípulo tiemblan; el Maestro no hace nada por amenizarles el viaje.

Pero Jesús no sólo habla para los Doce: interroga a cualquiera: "un hombre, a otro, a otro más...". Cada uno tiene que seguir sus pasos hacia la Ciudad donde el corazón puede cambiar. Mientras tanto, hay que continuar, incluso por caminos desconcertantes, como este paso obligado por Samaria. Y allí, tanto a los apóstoles como a nosotros mismos no quedará mucho que aprender.

En el país de la gente diferente por su religión, por los lugares de culto o por la ausencia de religión. las reacciones de acogida o de cerrazón afloran de inmediato y cobran protagonismo. Santiago y Juan, los hijos del trueno, están dispuestos a fulminar a los herejes que dan la negativa por respuesta al peregrino que está de paso.

Un judío como otros tantos, piensan los samaritanos, que también tienen su propio culto, su forma de ver las cosas y que también son víctimas de su propia intolerancia o de su ceguera.  Intolérance, aveuglement

¿cómo podían imaginar que el Desconocido anunciado se va a la ciudad enemiga para rasgar el velo del Templo y abrir las puertas a sus propias expectativas?

Entonces, Jesús toma tiempo para volverse; con palabras "vivas" da a entender que las cruzadas no forman parte del programa. "Quien no está contra vosotros está con vosotros", dijo justo antes de partir (Lucas 9, 50). Calibramos en toda su extensión la distancia que separa la fe en el Dios de Jesús de la imagen vigente en la opinión pública, de una fe intolerante, imperiosa, intransigente.

terrain privilégié  No, la intransigencia no está intrínsecamente ligada a la fe, aunque encuentre en lo "religioso" el terreno abonado para manifestarse, porque ahí es donde a menudo se arraigan los absolutos más afirmados, requisando a Dios como aval. 

La intolerancia es ante todo une estructura mental que da a luz razonamientos simples: la verdad es única e incompatible con el error; por gracia o adquirida, la poseo, se identifica con mis evidencias o mis convicciones, y todos los que no la aceptan deben abrazarla por las buenas o por las malas ¡ o desaparecer!¿Qué institución, qué filosofía, qué partido no tiene sus integristas, que mandan al infierno a los samaritanos de cualquier índole? Pasar por Samaria y decidirse a "marchar para otra aldea" en lugar de fulminar la desunión, es entrar en el país de la no violencia, preludio necesario para descubrir la Jerusalén sin fronteras, ciudad de la paz.

Siempre es el momento para entrar en Samaria.