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La Biblia a libro abierto |
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Mar y Biblia
Mar y Biblia, este es el nombre de un pequeño grupo
que se reúne habitualmente a bordo de un barco y que reflexiona
sobre los textos propuestos por la liturgia del día. Este
grupo dedicó una especial atención a las relaciones
de Jesús con el mar.
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Por ejemplo, vemos a Jesús mandando a sus discípulos
adentrarse en el mar, después de la multiplicación
de los panes (Jn 6,31-47). Incluso él se retira para orar,
pero los discípulos que se han quedado solos ante la tempestad
tienen miedo y no le reconocen cuando se reúne con ellos
de manera insólita. Nosotros mismos nos damos cuenta de
que el miedo puede hacernos perder toda lucidez. Por la contra,
la confianza (en nosotros mismos, en otra persona, en Dios) puede
permitirnos realizar mucho más de lo que habíamos
imaginado, ¡incluso hasta "caminar sobre el agua"! |
En otros episodios del Evangelio, vemos a Jesús
cuidar de sí mismo. Les pide a los discípulos que
tengan una barca a su disposición para que la muchedumbre
no lo aplaste. Descansa sobre un cojín en la proa del
barco y duerme, incluso habiendo temporal; señal que indica
que estaba muy cansado y que confiaba totalmente en la tripulación.
¿Acaso, hoy, no somos nosotros la tripulación
en quien deposita su confianza para conducir la barca de la buena
noticia contra vientos y temporales? Para pilotar inteligente
y eficazmente esta barca, el grupo se acordó de la expresión
de Catherine Chabot quien realizó una vuelta al mundo
sin escala con motivo del Vendée Globe. Dice: "luchar
con el mar y no contra él". Esta expresión
también está en la Biblia cuando relata la lucha
de Jacob con Dios (Gen 32,25). Éste lucha toda la noche
con Dios y no contra él. Detrás de estas dos palabritas
"con, contra" se perfila toda una concepción
de la relación de enfrentamiento. Luchar con, no significa
necesariamente oponer la fuerza a la fuerza, sino saber utilizar
la fuerza del otro y jugar con ella, como lo vemos hacer a los
surfistas con la ola. También significa, respetar a su
adversario y saber que si nos quedamos como únicos amos
de la cancha, también perdemos un contrincante que, incluso
en la adversidad, nos permitía existir y construirnos.
Frente a la mar furiosa, como frente a Dios, a quien no
se podía ver sin morir, a los humanos nos embarga el temor.
Jesús viene a calmar nuestras tempestades interiores.
"¿Por Qué tenéis tanto miedo? ¿Por
qué no tenéis confianza?" |