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mayo de 2006

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La cizaña mezclada con el buen grano
   

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La cizaña mezclada con el buen grano
 
grain et ivraie La parábola sorprendente de Mt 13,24_30, nos pide que no nos apresuremos a eliminar la cizaña, estos malos brotes que vienen mezclados con el buen grano, tanto en nosotros como en los otros. ¿Por qué? Probablemente ante todo porque no es tarea fácil distinguir y separar lo bueno de lo menos bueno. 

Mientras que lo relatos evangélicos tienden frecuentemente a oponer de manera tajante el bien y el mal, lo bueno y lo malo, el todo y la nada, llamando a estar rotundamente "a favor" bajo pena de estar enteramente contra..., se nos invita aquí a no juzgar prematuramente, de manera categórica y definitiva, sino a dejar hacer a la vida y caminar en el hoy con sus sombras y sus luces. Lección de humildad. Marcada por los imprevistos y las incógnitas, la vida nos pide atención, escucha, acogida de lo inédito, con sus cuestionamientos, más que evidencias dadas que nos encierren en lo inmutable.

Si todo está en camino, si nada es absoluto, incluso las religiones y las Iglesias, ¿será todo relativo, entonces? De ninguna manera en el sentido de que todo sería accesorio, secundario, sin mucha consistencia. Al contrario, cada acontecimiento, cada instante puede convertirse en la fuente de algo mejor en la medida en que nos pone en relación. 

en chemin

 
Lo que se pretende absoluto divide y separa, lo relativo nos llama a la relación. Nuestras limitaciones y cuestionamientos, lejos de ser destructivos, se convierten en pasarelas que nos mueven hacia los otros, que nos abren a la diferencia, que nos llaman al diálogo y la colaboración. Incluso la cizaña, que nos choca y nos escandaliza, aviva en nosotros la convicción de que otro mundo es posible, es necesario. Nos incita a comprometernos en los combates por más justicia y solidaridad.

Estar vivo es aceptar caminar en lo imperfecto, con las posibilidades y las luces presentes, a veces nítidas, a menudo parpadeantes y veladas. La verdad no se nos da toda hecha; es la vida la que nos encamina hacia ella paso a paso. Así es prudente no juzgar de manera prematura, sino esperar la época de la cosecha para evaluar mejor lo que conviene promover o cortar. Zanjar demasiado rápido, sería encerrar las situaciones y las personas en la realidad presente con sus límites y sus carencias. Lo que importa es quedar en camino, acogiendo lo inédito, lo imprevisto. Con las luces limitadas que son las nuestras, se trata de adoptar un equilibrio de marcha que, aun apoyando el avance actual, nos deje disponibles para nuevas percepciones.

Bonne Nouvelle Estando siempre en relación, tanto con la realidad en movimiento perpetuo, como con las percepciones diferentes de unos y otros, es como la vida, bajo la luz de la Buena Noticia de Jesús, llega a ser camino, verdad y vida. 

El que realiza la verdad va hacia la luz, dice Juan evangelista en 3,21. Lejos de instalarnos en certezas ya fijadas, estamos llamados a estar vivos, abiertos en humanidad al soplo del Espíritu.