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- La maravillosa historia
de Navidad
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Lucas (capítulo 2) es el único de los cuatro
evangelistas en relatar con detalle el nacimiento de Jesús
en Belén. Los exegetas y los historiadores están
de acuerdo en estimar la fecha de este nacimiento como anterior
a la fijada por Dionisio el Exiguo cuando estableció la
era cristiana en el siglo VI; y, por supuesto, se puso el 25
de diciembre únicamente para representar el solsticio
de invierno. |
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- El censo con ocasión del cual José y María
se desplazaron a Belén es difícil de de fechar.
¿Por qué estas imprecisiones históricas?
Porque la historia de la Navidad no es un relato histórico.
La llegada de los ángeles anunciando el nacimiento a los
pastores y cantando la gloria de Dios "en lo más
alto de los cielos" deja bien de manifiesto que se trata
de un estilo literario diferente del estilo del historiador,
que pretende ser objetivo. ¿Este relato está, por
ello, desprovisto de todo significado? Desde luego que no, al
contrario, cada hecho escogido por el evangelista quiere expresar
algo más importante que la verdad histórica.
Primeramente, busca anclar firmemente a Jesús en la espera
de su pueblo volcado en la venida del Mesías. Éste
debía ser de la familia de David, de ahí la insistencia
por hacerlo nacer en Belén, el pueblo del rey David, aportando
las razones del desplazamiento de José y María.
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Inmediatamente, a continuación, cuenta el nacimiento,
no entre fastos reales, sino en la mayor simplicidad: un establo
o una gruta, sin otra cuna que "acostado en un comedero",
un pesebre. |
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Con esta síntesis conmovedora, apreciamos de entrada la
rica personalidad de Jesús, que se presenta a la vez como
maestro y como servidor, glorioso y menospreciado. Como este
niño no es cualquier "recién nacido envuelto
en pañales", Lucas acude al registro de lo maravilloso
para destacar lo que será el destino excepcional de Jesús
y que, evidentemente, los autores de los evangelios conocen,
pues Lucas redacta el suyo alrededor de 40 años después
de los acontecimientos de la vida, la muerte y la resurrección
de aquél a quien ellos llaman el Señor. Los ángeles
aparecen siempre en los relatos bíblicos. Son personajes
reconocidos como portadores de un mensaje que viene de Dios.
Se les ve aquí en una compañía numerosa,
formando una suerte de coro en la gloria de Dios y despareciendo
luego en el cielo. El cielo es percibido como el lugar donde
está Dios. Cuando nace Jesús, se quiere hacernos
comprender que el cielo y la tierra ya no están separados.
Del mismo modo, en otros episodios maravillosos de la vida de
Jesús, una voz viene del cielo o bien se entreabre el
cielo. En Jesús, Dios mismo se aproxima a la humanidad.
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Les pastores, avisados misteriosamente del nacimiento, representan
una categoría social que no tenía una buena reputación.
Se les tenía por vagabundos o bandoleros. La elección
de Lucas para hacer intervenir a éstos no deja de tener
una razón. Jesús dirá más tarde:
"No he venido para los justos, sino para los pecadores".
Los excluidos de la sociedad son los primeros en tener parte
en la gran noticia de Jesús y en creer en ella. Son los
primeros apóstoles, volviendo del pesebre y contando por
todas partes lo que el ángel les había dicho de
este niño. |
Este relato es, en efecto, una revelación: Dios mismo
toma, de un modo muy especial, un rostro humano en Jesús
y manifiesta así su total implicación en el devenir
humano. Por eso, para los y las que descubren que esta gran noticia
da plenitud de sentido a su condición humana, la Navidad,
cada año, sigue siendo una maravillosa historia.
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