|
Bienaventurado tú
Si el dinero y las comodidades y todos tus bienes No son tu única
preocupación Ni las únicas riquezas de tu vida.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón A los
tesoros de humanidad que te quedan por descubrir Y por hacer
fructificar para la felicidad de todos. |
|
|
|
Bienaventurado tú
Si cierras el camino a la violencia
Y al instinto de dominar a tus semejantes
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón A la
fuerza de la ternura y del domino de sí Y entrarás
en la armonía de la tierra. |
|
|
|
Bienaventurado tú
Si no temes vibrar con tu prójimo
Enfrentado al dolor, la soledad o la miseria.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón A las
lágrimas de la compasión y al gesto que levanta
al caído, Y también tú recibirás
consuelo.
|
|
|
|
Bienaventurado tú
Si el hambre y la sed de justicia todavía arden en el
fondo de tu ser Y despiertan tu rebeldía ante las injusticias.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón, Y lucharás
contra las esclavitudes de tus hermanos y hermanas; Ahí
encontrarás el pan que sacia.
|
|
|
|
Bienaventurado tú
Si te resistes al reflejo de condenar a nadie Por sus debilidades,
sus errores o sus faltas.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón Y sentirás
la alegría de no juzgar. Y de ser tú también
perdonado.
|
|
|
|
- Bienaventurado tú
Si tu mirada para el otro
Es pura y no refleja ningún deseo de posesión.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón A Aquél
cuyo amor es más grande que nuestro corazón,
- Y descubrirás lo divino que ilumina tu
vida.
|
|
|
|
Bienaventurado tú
Si te comprometes por la paz
Y te propones construirla para que dure
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón Y te
llamarán con el hermoso nombre de hijo de Dios. |
|
|
|
Bienaventurado tú
Si aceptas arriesgar tu vida
Para la justicia y la verdad, como Jesús de Nazaret.
Se abrirá entonces la puerta de tu corazón Y oirás
en el secreto, subiendo desde el infinito, El canto del Reino
que llega.
|