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Septiembre de 2003 

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La tempestad calmada
   

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La tempestad calmada
Evangelio de marcos 4, 35-41

Se suele intitular este pasaje de Evangelio: la tempestad calmada ya que Jesús, con sólo una palabra, calma las aguas. Pero nunca nos preguntamos si fue el mismo Jesús quien la provocara. Al fin y al cabo, si Jesús es capaz de calmar la tempestad ¿Por qué no podría provocarla?

la tempête apaisée 

Jesús ha estado hablando todo el día con las multitudes, sin micrófono. Se entiende que al caer la tarde está agotado. Apenas monta en la barca se desmorona y cae rendido. Mientras Jesús hablaba, los discípulos se sentían confiados y seguros. Nadie hablaba como este hombre. ¡Y con qué autoridad! Cuando Jesús hablaba, todo parecía claro y sencillo. Tal vez en algunos momentos les ardiese el corazón. La aventura del Reino de Dios parecía hermosa. Abría un horizonte de luz con un porvenir insospechado. sin esperar, encontraban su lugar y tomaban parte en él

abandonner Pero cuando Jesús duerme y se ausenta ¡eso es harina de otro costal! Los discípulos se sienten solos, amenazados, abandonados a su suerte. Se diría que Jesús no se preocupa de sus dificultades. La palabra sembrada en ellos a lo largo del día tampoco les ilumina. Es de noche. ¿No será peligroso seguir al hombre de Nazaret y ponerse en sus manos? Vivir de otra manera, elegir opciones distintas, emprender otras luchas significa buscarse problemas y vivir en la inseguridad. 

La duda entra entonces en su corazón. La confianza que habían depositado en Jesús se resquebraja. Hay tempestad. ¿No es más fácil conservar las seguridades que uno tiene antes que poner sus pasos en una vía llena de incógnitas? El miedo al cambio, el miedo a perder, el miedo al riesgo ponen a los discípulos en aprietos. Le gritan a Jesús su desconcierto con una punta de reproche: "Maestro, no te importa que perezcamos?"

la vie quotidienne 

¿Cuales son nuestras tempestades? ¿Jesús ha provocado tempestades? Benditas tempestades que nos conducen a la ribera de la paz con Aquél que siempre descubrimos cercano y fiel.