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De pie en su casa
Marcos 2, 1-12: la curación
del paralítico
La curación del paralítico se sitúa en
Cafarnaúm. El propio nombre de este pueblo es todo un
programa de salvación. En hebreo "Kefar Nahum"
significa la aldea de Nahum y Nahum es "el consolado".
Jesús estableció su vivienda en la aldea del consolado. |
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En Kefar Nahum, la escena transcurre en casa de Jesús
que, en realidad, es la casa de Pedro y Andrés. El texto
también menciona otra casa, la del paralítico:
"Vete a tu casa". El camino tal vez fuera corto
entre la casa de Jesús y la del paralítico. Pero,
¡vaya con el itinerario! De éste podemos destacar
unos cuantos aspectos:
Un camino de sorpresa
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Hasta aquel día, el paralítico sólo experimentó
el inmovilismo y la dependencia. |
La gran fe de sus camilleros debe afrontar un camino desconcertante:
la puerta de la casa estaba taponada por el exceso de personas
venidas a escuchar a Jesús, tienen que imaginar otro acceso,
por el tejado, con el riesgo de que se les caiga el desafortunado...
La situación da como un vuelco radical mostrando una nueva
manera de acudir a Dios. Un tullido tumbado en su casa ve sobre
todo el techo: cuando le suplica a Dios para que le cure, lo
hace un poco al estilo de Isaías: "¡ Ojalá
rasgaras los cielos, ojalá bajaras!" Pero el Altísimo
se convirtió en el "bajísimo"; no está
en las alturas sino bajo el tejado, en la casa de los humanos,
y allí es donde hemos que reunirnos con él, rasgando
nosotros mismos el techo, símbolo de las fronteras y de
las cerrazones que ponemos entre él y nosotros.
¡Qué sorpresa en el momento de acogerle! el paralítico
tal vez esperase una palabra de Jesús que le pusiera en
pie y he aquí que escucha: "¡Tus pecados son
perdonados!" Venía para una curación inmediata
y termina por entender que quizá haya otras cosas más
urgentes.
Un camino de dignidad
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Jesús no señala al paralítico ante la
muchedumbre como un pecador público, un delito in fraganti,
causa de humillación ante todos. Para perdonarle a alguien
sin herirle públicamente, a Jesús no se le ocurre
mejor oportunidad que este hombre sin gesto y sin voz que evoca
la inocencia de un niño. Jesús se lo da a entender
diciéndole familiarmente "Mi bebé" (en
griego, "Tecknon", el niño muy pequeño). |
Un camino para la verdad
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A pesar de todo, el paralítico no puede escapar a su
condición de adulto y Jesús lo lleva por un camino
de verdad. Si es pecador, esto significa que no es un ser infrahumano;
interiormente es capaz de decirle "no" a alguien, incluso
a Dios. |
Con ello, Jesús le recuerda a la multitud que el
pecado no es ante todo un gesto o una infracción externa:
"de dentro, del corazón de los hombres, salen
las intenciones malas" (Marcos 7, 21), y estas intenciones
pueden darse perfectamente en un hombre inmovilizado.
Para el paralítico, el despertar de la conciencia es el
primer paso hacia el levantarse. Y el perdón de Jesús
le comunica que Dios le ama como a un verdadero hijo de la humanidad.
Por consiguiente, le dice : "¡levántate!
¡toma tu camilla!" delante de todos para poner
manifiesto de donde vienes.
Un camino para la libertad
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Última consigna: "vete a tu casa".
El hombre que se ha levantado es reenviado hacia sí mismo,
a su vida diaria, su nuevo caminar que ha de inventar, por un
camino de libertad. |
Su casa será desde aquel momento la de un hombre
en pie, cuerpo y alma. Su oración cantará al Jesús
de Cafarnaúm, que visita y consuela a su pueblo. |