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Diciembre de 2002 

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La Navidad: una fiesta
   

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à la lumière La Navidad: una fiesta 

El Evangelio de Lucas es el que cuenta el nacimiento de Jesús (2, 1-20). Presenta la Navidad como una fiesta. María, de paso por Belén con José, da a luz a su hijo primogénito en un establo, ya que la sala común de una hospedería no era buen sitio para un parto.

un enfant nous est né Envuelve al niño en los pañales que había traído y lo acuesta en un pesebre que estaba allí. Todo ha ido bien; este es el niño que esperaban. Como la mayoría de los nacimientos, éste es vivido como una fiesta. 

Pero aquí, este carácter festivo es destacado por un enviado de Dios, un ángel que lo anuncia como una "gran alegría" a los pastores que velaban por la noche por sus rebaños: "Os ha nacido un mesías salvador". Todo el pueblo de Israel esperaba en efecto a un mesías, enviado por Dios. Los profetas habían hablado de él: "El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz... Porque un niño nos ha nacido, se nos ha dado un hijo... (Isaías 9, 1 y 5)"

Se trata, pues, de una expectativa que se cumple por fin y que se ofrece a todos, incluso a las categorías más desfavorecidas a las que pertenecían los pastores de aquel entonces. Para realzar el alcance del evento, Lucas nos dice que se unen a los ángeles una cohorte celestial que se pone a alabar a Dios: "Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra a los hombres que ama", antes de volver al cielo. Los recursos literarios de los evangelistas, para mostrar como se rasgan los cielos y que la humanidad no está confinada en su condición terrenal, no tienen nada que envidiar a los efectos especiales del cine. Todos quedaron maravillados de lo que contaban los pastores después de ver al niño. Para rematar el cuadro, Mateo (2, 1-12) cuenta que unos magos, avisados por un cometa señal de un acontecimiento extraordinario, han llegado desde su lejano Oriente, cargados de regalos prestigiosos y de gran valor para honrar al niño, oro, incienso y mirra.

faire place à la lumière La tradición cristiana se amoldó a la tradición popular que celebraba el solsticio de invierno para convertirla en la fecha aniversario del nacimiento de Jesús. Aquí es donde las cosas se invierten. El símbolo es evocador; el cristianismo conservó todo el aspecto festivo que ya existía y le dio más magnificencia si cabe para el nacimiento de aquel que nos llama a todos y a todas a su luz. 

No es pues de extrañar que la Navidad sea la fiesta más universal. la que más tiempo dura. Los preparativos comienzan en noviembre y se quitan las últimas luces a finales de enero. Se prepara con mucha antelación ya que necesita un decorado especial de espumillones y luces. También necesita la preparación de uno mismo, una actitud de espera.

El tiempo que precede la Navidad, llamado Adviento, se ofrece para prepararse. Los niños conocen los calendarios de Adviento en los que cada día se abre una ventana hasta Navidad. Es tiempo de impaciencia.  Avent

Probablemente esta fiesta sea la que ocasione mayores gastos en el año, para regalos y platos finos. ¿O sea, un mero negocio comercial? No sólo. En la fiesta de Navidad, hay algo más que la Navidad profana, algo trasciende la fiesta y da su sentido al deseo de alegrarse todos juntos. La necesidad de salir de lo gris del cotidiano, de embellecer su casa por dentro, de iluminar la ciudad, de ver gente feliz a nuestro alrededor no sólo es el fruto de una publicidad bien hecha. La Navidad es ante todo una fiesta familial, La estación incita más a quedarse en casa que a salir. Los niños tienen gran protagonismo.

Père Noël El mito de Papa Noël refuerza el deseo de regalar lo que apetece y de sorprender para dejar maravillados a pequeños y mayores. 

Una fiesta en que la gente se alegra en la cálida intimidad de los hogares rebasa sus aspectos comerciales. El refinamiento, incluso el lujo, no reflejan una mera voluntad de deslumbrar, sino también una forma de expresar que nada es demasiado bonito para celebrar una intuición profundamente anclada, que impide la desesperanza: la intuición de que nada está terminado, que nada está perdido, que todo puede volver a empezar a la manera de un recién nacido. Una semilla de esperanza en el fondo de los corazones. En el inconsciente colectivo pervive en mayor o menor medida el recuerdo de un niño que tal vez haya cambiado el mundo.

La Navidad tiene que ver con lo maravilloso: la maravilla de los textos evangélicos, la maravilla de los adornos, de las luces, de los regalos - maravilla también que representa esta ocasión de pensar en los demás, de prestar atención a los pequeños y vivir un amor compartido

¿Acaso no hay en ello un anticipo del sabor a Reino que vino a instaurar el niño Jesús? Entonces, el ángel tenía razón cuando anunció una gran alegría para todos y todas.  grande joie