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Mayo de 2002 

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El jardín del Eden 
   

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El jardín del Edén

paradis, Peter Breugel  Algunos comentarios rabínicos dan la descripción del jardín del Edén, llamado también paraíso terrenal, como la vida intra uterina. En efecto, Adán y Eva no tienen que esforzarse en absoluto para alimentarse y el verbo que emplea la Biblia para significar la salida de ese jardín es el verbo "expulsar", el mismo que se emplea para un parto cuando el niño es expulsado del vientre de su madre. 

Comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal no sería entonces una falta sino el deseo de conocer. Se trata del proceso normal de un nacimiento que permite el conocimiento del mundo exterior, con sus ventajas y sus inconvenientes, con sus bellezas y su fealdad, con el bien y el mal que comporta. También es abrir los ojos y descubrir la sexualidad. "Sus ojos se abren y descubren que están desnudos" (Gen. 3,7). Adán y Eva podrán procrear. En efecto, desde la salida del jardín, la Biblia nos dice que Adán toma a Eva, su mujer, que ella concibe y alumbra. El alimento ya no viene solo, es preciso trabajar duramente para conseguirlo "al sudor de la frente". Tienen que fabricar su pan; la recolección de frutos ya no es suficiente. En fin, el nacimiento trae la perspectiva ineluctable de la muerte. Aquel que nace está condenado a volver al polvo. ¿La mujer es culpable por haber comido el fruto prohibido y fue castigada con la pérdida de la felicidad? ¿O, por lo contrario, su gesto que buscar el entendimiento no está en el origen de la condición humana? En cuanto ésta les saca de una infancia protegida, Adán nombra a la mujer Eva: la viviente, la madre de la humanidad, lo cual viene a defender la segunda interpretación. De este modo la mujer es liberada de su culpa original que tanto pesó sobre la condición femenina. La expulsión del jardín del Edén parece inevitable; constituye el inicio de la historia humana, y Eva es su instigadora.

La entrada del jardín queda tapiada para siempre. No es posible volver a entrar en el seno de la madre. Dios apostó a los querubines con su espada llameante para impedir la entrada.

expulsion du jardin d'Eden  Creados a la imagen de Dios, Adán y Eva no podrán poner por obra esta semejanza hasta su expulsión. En ese momento reciben entrega de esta semejanza. 

La serpiente no estaba totalmente equivocada: "Seréis como dioses", conocedores del bien y del mal, dotados de entendimiento. Es la grandeza de la humanidad, más problemática a la hora de administrarla que el hecho de quedarse en un lugar protegido, incluso si es el seno de Dios.

El papel de Dios, tal y como lo perciben los autores del Génesis, parece más ambiguo ante una interpretación de esta índole, ya que él es quien prohíbe comer el fruto del árbol del conocimiento y él es quien practica la expulsión. Este hombre que ha creado, hombre y mujer a su imagen, lo ha concebido, y para él, la separación es, como el parto para una mujer, un desgarramiento, una ruptura. El tiempo de depresión, que viven muchas mujeres después del nacimiento de su hijo, se debe a esta separación, la primera de una larga sucesión, que irá convirtiendo al niño en adulto, igual a sus padres. Aunque sabe que es ineluctable, lo mismo que una madre, Dios teme esa hora de la ruptura y, al mismo tiempo, empuja a la humanidad para que emprenda su crecimiento sin vuelta atrás. Se prohíbe a sí mismo intervenir en la historia de los hombres y de las mujeres para permitirles desarrollar todas las habilidades de que les dotó. Finalmente, la historia de la salida del jardín del Edén, la apuesta de Dios por la humanidad.