El suicidio o la esperanza
Fui al hospital a ver a Thierry de 26 años que quiso poner fin a sus días. Yo lo conocía y me sorprendió su gesto. Pero él estaba al borde de la desesperación. Una decepción amorosa, sin trabajo, un futuro sin salida: Thierry ya no encontraba ninguna razón para sobrevivir.
Como él, hoy día, muchos son los que intentan poner término a sus días. En Francia, durante el año pasado, se contaron más suicidios que muertos en carretera. Es una plaga nacional.
Mirando a Thierry que vuelve poco a poco a disfrutar de la vida, recuerdo el poema de Paul Éluard que me gustaría ofrecer a todos los que dudan:
- La noche nunca es completa
- siempre hay porque yo lo digo
- porque yo lo afirmo
- al final de la pena
- una ventana abierta
- una ventana iluminada
- siempre hay un sueño a la espera
- un deseo que colmar
- hambre que satisfacer
- un corazón generoso
- una mano cogida
- una mano abierta
- ojos atentos
- una vida
- la VIDA por compartir
- Paul ÉLUARD
- siempre hay porque yo lo digo
