La revuelta de los parados
Por primera vez en Francia, los parados se organizaron y rompieron el muro del silencio. Gritan alto su desesperación. Es un acontecimiento de primera magnitud. Una suerte para la sociedad.
Me siento feliz por participar en su manifestación de París. La multitud corea los eslogans: Quien siembra la miseria, cosecha la ira", "Declaremos la guerra a la miseria" "no queremos las sobras".
Cuando los parados se levantan, toman la palabra, se hacen responsables, la gente del poder se preocupa y se ve obligada a moverse. Mientras se quedan aislados y sometidos, el poder en funciones no tiene nada que temer. La pasividad no se presenta como una amenaza.
Pero llegó el día en que los excluidos rechazaron la fatalidad de la miseria. Para existir, actuaron. Salieron de su silencio. Su cólera les hizo ponerse en pie. Me recuerdan la revuelta de los "sin-papeles" que había conseguido mover al gobierno y movilizar la opinión. Veo en los parados la misma determinación y el mismo orgullo en la lucha. Aún cuando no son todavía muy numerosos. Los que tienen la valentía de salir de su casa quieren tener el control de su propio futuro. Quiza otros también se atrevan , a su vez, a ponerse en camino.
La manifestación llega ante el ministerio de economía y hacienda. Unos parados, visiblemente cansados y delgados, toman la palabra. Su cólera es hermosa, tiene un acento de verdad que me conmueve. No quieren sobrevivir sino VIVIR. Claman su dignidad. Necesitan ser reconocidos.
En un país que produce riqueza, las desigualdades crecientes se
vuelven insoportables. Estamos en una sociedad que genera beneficios, pero
no sabe compartir. Y he aquí el verdadero drama. ?Los responsables
políticos y la patronal escucharán el grito de los parados?
Mientras tanto, me alegro al enterarme de que más de 2 de cada 3
franceses opinan que está justificado que prosigan las acciones de
los parados.
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