Cuaderno de bitácora de marzo de 2006

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Invitación sorpresa

témoignage La televisión de Canadá viene a pedirme mi testimonio sobre los inmigrantes sin papeles. Todo transcurre como previsto y de manera simpática. 
 
Al final del rodaje, el cámara me dice: "¡Qué lástima que no hayamos podido ponernos en contacto con Emmanuelle Béart que se comprometió en el pasado a favor de los sin papeles!"
Por hacerles un favor, les indico que esta célebre actriz vive muy cerca de allí. La confidencia basta para avivar su deseo de verla.
Llegamos delante de un portal que un código permite abrir. Queda otro obstáculo por franquear: el del telefonillo. Por suerte, Emmanuelle está en casa y me invita a empujar la puerta que da sobre un jardín.
"No estoy solo, Emmanuelle, tres canadienses me acompañan". La respuesta es acogedora: "vengan". Mis amigos de la televisión se sienten como si estuvieran entrando en el paraíso.
Un hombre joven, Marc, está allí. No acaba de entender esta intrusión repentina de los bárbaros.

Emmanuelle lo tranquiliza. Le cuenta que hemos dormido juntos, hace 10 años, en la Iglesia de san Bernardo, ocupada por los sin papeles, para evitar la expulsión por parte de la policía. 

Emmanuelle Béart

 
La actriz nos acoge como si nos estuviera esperando y no tuviese nada más que hacer.
El equipo de la televisión jubila por poder realizar la entrevista inesperada. ¡En cuanto a Marc, noto que las invitaciones sorpresa no son lo suyo!
     
   

Evacuación rápida

le cri En las afueras de París, me voy a reunir con 34 sin papeles que empiezan el 38º día de su huelga de hambre. Están tumbados en colchones en una gran sala: mujeres y hombres oriundos la mayoría de Marruecos, Argelia y Túnez. Sus rostros denotan cansancio y tristeza. El silencio pesa. 

Me arrodillo ante cada uno y cada una sobre su colchón. Les doy la mano y los escucho. Los sin papeles sonríen de buena gana cuando les digo: "¡nunca estoy tanto de rodillas como cuando estoy ante vosotros!"
Una mamá vino feliz a presentarme a su maravilloso bebé de dos meses.
Un huelguista del hambre me parece muy debilitado. "¡Eres joven!" le digo yo. Él me responde: "soy un joven desesperado". Se llama Salah. No podré olvidar su rostro. Al cabo de media hora todavía estoy de rodillas en un colchón, a punto de terminar de saludar a todos, cuando, de pronto irrumpe la policía en la sala: "Hemos recibido la orden de evacuarles" El jefe de policía me propone que tome la palabra para que todo vaya bien. Me niego.
Los huelguistas del hambre están tan débiles que no ofrecen resistencia. Salah no se mueve. No tiene fuerzas para ponerse de pie.

Tres policías se lo llevan. Un hombre llora. Me dice que su mujer está en el hospital y no sabe lo que va a ser de su hija.
Son un centenar de policías. Todo va muy deprisa. Los sin papeles se amontonan en los vehículos. No saben adónde se los van a llevar. Destino desconocido.
 

evacuation

   

 

     
   

Liechtenstein

Situado entre Austria y Suiza, este principado alberga un monasterio donde los cristianos, procediendo a menudo desde lejos, gustan de reunirse y de conectar con sus raíces profundas. En la frontera austriaca también hay una casa de los misionarios combonianos, espacio de libertad muy frecuentado. En esta estación invernal, ambos lugares están rodeados de montañas nevadas que me encantan.

Una vez más, experimento que la Iglesia de abajo se manifiesta con sorprendente vitalidad. Nuestras asambleas transcurren bajo el signo del diálogo, de la amistad, de la oración. 

vitalité

¿Acaso no somos seres de la palabra y del intercambio? Nos construimos gracias a los encuentros y los diálogos que tenemos los unos con los otros. De ahí el sufrimiento cuando vivimos la soledad y el rechazo porque ya no hay relación. Un participante observaba: "¿al hacernos cristianos, nos hacemos más humanos?"

Estamos inmersos en una cultura del éxito en que la vida se concibe como una lucha contra los demás. El motor de cada cual es la competición. Pensamos que la competición es la fuente principal del progreso. Se trata de vencer al otro, de dominarlo.

vivre ensemble Estos encuentros fueron de muy distinto cariz. La diversidad de las lenguas y de las culturas favoreció una convivencia que no se olvida. Como dice el lema: "ningún muro entre los pueblos. Ningún pueblo entre los muros." 

   

 

     
   

Visita a los estudios de la televisión

Me marcho a Normandía, a Caen, para una grabación en la televisión. En el andén de la estación, el entrevistador me recibe con alegría. Junto con el chofer que nos espera, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad para comer en una cervecería. Momento que agradecemos ya que hace mucho frío y el hambre nos puede.

ouverte Aprecio poder visitar esta gran casa de la televisión. Es nueva, moderna, abierta a la luz. Lo que me interesa, son las gentes. 

Me gusta saludar a cada persona en su lugar de trabajo y tomar el tiempo para escucharla. En el "santuario" donde se realizan todos los controles y donde llegan todas las informaciones del mundo entero, admiro la capacidad de atención y la rapidez de los gestos de aquellos que están delante de las pantallas.

El mundo no es un conjunto de objetos sino un conjunto de lazos. Cada uno está en relación. 

relier

Una mujer me presenta su departamento de archivos. "En este ordenador están almacenadas todas las informaciones." Teclea mi nombre en la pantalla. "Usted ha venido 13 veces a esta casa. Estas son las fechas, los temas de sus intervenciones..." ¡13 veces! ¡Me parecen muchas! Pero ésta es la última vez que vengo.
Llegó la hora de ir con la maquilladora. Me pongo entre sus manos. Cerrando los ojos, recuerdo esta palabra del filósofo Emmanuel Lévinas: "El otro está antes que yo, yo soy para el otro."