Cuaderno de bitácora de noviembre de 2005

    Salir de lo nuclear Familia expulsada
    En el Jardin des Plantes Vascos en un juicio
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Salir de lo nuclear

 
l'un d'eux Tres buses salieron de París, un sábado por la mañana, para dirigirse hacia una pequeña ciudad del este de Francia: Bar-le-Duc. Yo estaba en uno de ellos, junto con jóvenes de la liga comunista revolucionaria. El viaje fue un auténtico placer. 

La manifestación nacional contra el enterramiento de los residuos nucleares congregó a unas 5000 personas aproximadamente, entre ellas muchos jóvenes, venidas de toda Francia. El ambiente era de fiesta, cálido, simpático. El desfile atravesó las calles de la ciudad vieja al son de la música con gestos simbólicos que llamaban la atención de los habitantes. Un éxito rotundo. A lo largo del recorrido, no paraba de encontrarme con gente que venían a saludarme.
El dispositivo policial era impresionante.
 
La población local que había sido prevenida contra los riesgos de esta manifestación ya no dudó en salir a la calle, en mirar con benevolencia a los antinucleares y en hacerles preguntas. 

sortir du nucléaire


Las centrales nucleares continúan produciendo residuos nucleares radiactivos con los que no se sabe qué hacer. Enterrarlos, como quien barre el polvo bajo la alfombra, es inaceptable. Estos residuos seguirán siendo peligrosos durante milenios. Significa exponer al subsuelo a una contaminación incontrolable. Es una apuesta insensata cuyas víctimas serán las generaciones venideras.
Se trata menos de encontrar un sitio para el enterramiento que de encontrar una solución para el futuro. La solución radical sería cerrar las centrales nucleares y recurrir a otras formas de energía. Otros países han optado por esta solución.
¿Acaso el combate contra el enterramiento de los residuos radiactivos no es el mismo que el que llevamos a cabo para reclamar otras opciones de sociedad tales como la organización de los transportes?
     
   

Familia expulsada

expulsion En las afueras de París, una familia de Costa de Marfil sin papeles me suplicó que fuese a verles. Lo cual hice. El padre trabaja y gana a duras penas 300 euros al mes. La madre, que yo encuentro agotada, espera un hijo para las Navidades.  

La hija mayor, con 18 años, que acaba de conseguir sus papeles, está en el instituto. La segunda hija de 7 años. Dos chicos gemelos de 3 años.

La víspera, la policía había irrumpido en su vivienda para una expulsión rápida. La mujer estaba sola con sus hijos pequeños y no había sido avisada. Tuvo que marcharse de inmediato. Afortunadamente, su vecino de la planta, un parado, le abrió su puerta de urgencia.
La familia fue realojada en un pequeño hotel al otro extremo de la región de París. Un hotel donde no se puede cocinar.
El padre de familia se mantiene digno en la prueba. Está haciendo el ramadán. Al verme junto a él y a su esposa le da fuerzas. ¡Tiene tantos obstáculos que vencer! Para empezar ir al hospital con su esposa que no está bien.

Pero sabe que no está solo. La solidaridad se organiza. Ya está habiendo una movilización a su alrededor. Se programa una concentración delante de la Prefectura.  la solidarité s'organise

   

 

     
   

En el Jardin des Plantes (jardín botánico de París)

temps merveilleux En este domingo de otoño, el tiempo está esplendoroso. Me voy a dar un paseo por el jardín de París que prefiero. Los árboles conservan todavía sus hojas y sus flores, con su gran variedad, me admiro. Con este magnífico sol, hay mucha gente. Me siento en un banco y miro divertido a los chiquillos que se emancipan, maliciosillos, de sus padres. 

De pronto, alguien se acerca a mí e interrumpe mi meditación. Tiene quizás unos 25, 30 años y su rostro me parece preocupado. Me levanto y le ofrezco la mano.
De entrada, me dice: "Soy un católico tradicionalista". Ese tipo de encuentros es algo infrecuente para mí, sobre todo entre flores.
El hombre, a quien desconozco, me plantea su petición: "A un sacerdote tradicionalista, amigo mío, le gustaría tener un debate con usted. ¿Aceptaría usted ese debate con él?"
"Lo que me gustaría, sería, primero, verle y conocerle. Las personas antes que las ideas."

Mi interlocutor está satisfecho y le parece mejor empezar por conocerse. Le pregunto se quiere mis señas. Me tranquiliza al momento diciéndome que sabe donde vivo. En el momento de despedirse, he aquí que se arrodilla, me toma la mano y besa mi anillo.
Ocurrió tan deprisa que yo fui el primero sorprendido.
Los que estaban sentados en el banco, tanto como los que pasaban por el camino, me miraban con extrañeza.
 

surprise 

   

 

     
   

Vascos en un juicio

En los medios, pudimos ver a jóvenes vascos españoles sobre el muro de una cárcel parisina reclamando con pancartas y eslóganes el acercamiento de los presos políticos vascos. Éstos se encuentran dispersos a través de Francia y España y luchan para reclamar que se les traslade a cárceles cercanas al País Vasco. Se trata de una vieja y justa reivindicación.

rien ne change Esta situación es contraria a las diferentes resoluciones tanto europeas como internacionales. Pero desde hace unos 20 años nada cambió. ¡Las familias todavía recorren hasta 1.600 Km. de ida y vuelta para media hora de locutorio! 

Me admira que una decena de jóvenes vascos tuvieran el valor de venir hasta la región de París para llevar esta reivindicación. Tuvieron la audacia de trepar al muro de una cárcel donde se encontraban los presos políticos vascos. La policía intervino. Se arriesgan a una pena de cárcel y una multa.
El proceso se celebró en Versalles. Delante del Tribunal, unos cincuenta jóvenes vascos han venido a dar su apoyo. Viajaron toda la noche para estar ahí, en el juicio. Como siempre, asocian la lucha a la fiesta. Dos de ellos tocan el acordeón.
Vine para la rueda de prensa que se celebraba delante del Tribunal. Luego entramos para el juicio.
Tengo grandes esperanzas de que los jóvenes no sean condenados.