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Mal alojados
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Unos incendios han dejado muertos en
el corazón de París. Se trata de edificios vetustos
e insalubres donde vivían familias de inmigrantes. Fui
a visitar a las familias cuyos niños habían muerto.
Están resentidas pero siguen dignas. Les había
conocido por primera vez en 1991 cuando acampaban en el descampado
del Quai de la Gare donde hoy se ubica la biblioteca François
Mitterrand. Por aquellas fechas les habían prometido realojarlas. |
14 años después, siguen esperando. Comparto el
resentimiento de estas familias. No existe la fatalidad. Los
edificios vacíos y en buen estado no faltan en París,
pero los prefectos no quieren aplicar la ley de requisa.
La ley contra la exclusión obliga a los alcaldes a tener
20% de viviendas sociales en sus municipios. Pero muchos se niegan
a aplicar esta ley.
En cuanto a los arrendadores sociales, privatizan y rentabilizan
su parque inmobiliario.
En estas fechas de comienzos de curso,
el ministro de Interior decidió mandar evacuar a las familias
de los edificios vetustos e insalubres. Esto se hizo al alba. |
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Fui a ver a los africanos de un edificio en instancias de ser
evacuado. Subí al 4º piso para encontrarme con Abdoulaye,
un malinés de 32 años.
Las familias tienen miedo y duermen con los ojos abiertos, esperando
a la policía. Los hatillos están preparados porque
habrá que marcharse rápido. Han guardado el resto
a buen recaudo, en casa de unos amigos.
Abdoulaye está en Francia desde hace 5 años. No
tiene papeles pero sí trabajo. Cuando se marchó
de Malí, dejó a su mujer y a su hijo de 8 meses.
No les ha vuelto a ver desde entonces y su mujer acaba de dejarle.
Ya no duerme aquí porque la policía podría
detenerle y devolverle a su país.
Abdoulaye también conserva su dignidad. Sabe que Dios
no le abandonará.
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Fiesta de la Humanité
Como cada año, me gusta ir a la gran concentración
organizada por el partido comunista francés en la región
de París. Viene gente de toda Francia y la fiesta dura
tres días. |
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Hay debates sobre temas de actualidad, puestos de información,
la aldea de los libros, las veladas musicales, sin olvidar los
productos de la tierra que siempre tienen tanto éxito.
Llego en metro y autobús, invadidos por la juventud. Imposible
equivocarse: todos vamos al mismo sitio.
Esta concentración popular tiene algo único que
no he visto en otra parte. Entre esta multitud en medio de la
que camino, no hay jerarquía entre las gentes. Cada uno
está a la misma altura que el otro. Los títulos,
las funciones, las responsabilidades se borran ante los seres
humanos que se encuentran en pie de igualdad. Las relaciones
de dominación ya no tienen cabida ¡Esto es tan infrecuente
en la vida diaria!
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Me siento feliz saludando a la gente. No suelo conocerla,
pero son felices dándome la mano.
Llevo una pulsera de papel en la muñeca que me da acceso
a la fiesta para tres días.
No podré venir el último día que es un domingo.
En el momento de dejar ese lugar, un joven negro me pregunta
si puedo darle mi pulsera. Le acerco la muñeca para que
me desate la pulsera: "Es un honor para mí que te
pertenezca". |
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En el ministerio de Interior
La coordinadora nacional de los sin papeles me pidió
que les acompañase para reunirnos con el Director de gabinete
del Ministro. Fuimos 7 personas.
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La primera dificultad de la delegación es poder entrar
en este ministerio con alta vigilancia ya que algunos no tienen
papeles. Los policías son categóricos: sin documento
de identidad no se entra. |
Las mujeres africanas echan mano del sentido del humor:
"No hagan esperar al Director de gabinete, nos está
esperando". Se emprenden las negociaciones por teléfono
y llegan a buen fin.
Uno de nosotros presentó un memorando sobre las situaciones
dramáticas, injustas e intolerables que viven los sin
papeles en su vida cotidiana.
Hay niños escolarizados que son detenidos en las escuelas
porque no tienen papeles. Esto provocó una tal conmoción
en la comunidad escolar que se han constituido comités
de apoyo en el acto.
Se tomaron iniciativas para que los niños sin papeles
pudiesen comer en los comedores escolares. Así se aseguraron
de que tuvieran a lo menos una comida caliente al día.
También está el caso de los enfermos. ¿Qué
persona sin papeles enferma, expulsada, tiene medios financieros
para ir a curarse a su país de origen, y aun si las estructuras
existen?
El Director de gabinete escuchó con atención, preguntó,
pidió aclaraciones.
Pareció sorprendido cuando le dije que desde hace 10 años
no hemos vivido un comienzo del curso tan dramático para
los sin papeles. |
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Retiro para curas
El cardenal de Lyón me había pedido que dar
un retiro para unos curas de su diócesis. ¡Difícil
decirle que no a un cardenal!
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Transcurrió en la Abadía de Aiguebelle cuya
hospedería podía acoger a 35 participantes. Asistíamos
de buena gana a los oficios de los trapenses, excepto en las
vigilias de la noche. |
Por la mañana, en la hermosa iglesia románica,
tenía lugar la celebración. Pronuncié la
homilía, y, en el transcurso de la jornada, intervine
en dos ocasiones.
Cuando supe que el retiro se haría en Aiguebelle, pensé
inmediatamente en los monjes de Tiberina. El Padre Abad y su
comunidad están vinculados desde hace mucho tiempo con
el ámbito del Islam.
La acogida de los monjes fue maravillosa. El Padre Abad ha despertado
nuestro interés compartiendo lo que esperaba de una presencia
monástica en tierras musulmanas.
El cardenal habló una noche con los curas. Estilo sencillo
y directo. Muchos proyectos.
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Fue un regalo para mí pasar 5 días con curas
cargados de experiencia humana y espiritual, en un clima fraternal.
Una vez más, comprobé que la vida al servicio del
Evangelio es una aventura que moldea el corazón de los
que se comprometen por él. |
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