Cuaderno de bitácora de junio de 2005

    En el hospital Pentecostés de los pueblos
    En Graz ¡Bienvenido a Francia!
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En el hospital

Después de 50 días de huelga de hambre, 12 sin papeles han logrado sus objetivos. Serán legalizados en bloque. No se le ha negado a nadie.
¡No ha sido cosa fácil ! Después de este tiempo de prueba y la larga lucha, ha llegado el momento de celebrarlo con las familias y los militantes de la asociación.
En cuanto a los huelguistas del hambre, han sido hospitalizados en un hospital de la región de París, en Garches.
Tomo el tren para ir a verlos. Llegado a la estación de Garches, no he tenido que esperar por un bus. Alguien se ofrece para acompañarme en coche, feliz de hacerme este servicio.
En este gran hospital que conozco por primera vez, todo el mundo está al corriente del lugar donde se encuentran los que he venido a visitar. No puedo equivocarme.
 

longue lutte 

El encuentro es cálido. Los sin papeles están maravillados de la acogida que han recibido en el hospital : " Todo el mundo está contento de que se les haya legalizado "
" Nos miman mucho "
" Habitualmente somos vistos como sospechosos. Aquí nos respetan ".
" El médico me ha dicho : se irá cuando quiera. Tómese tiempo para descansar ".
En el hospital, han perdido este miedo que los poseía y por lo mismo, han encontrado hermanos.
     
   

Pentecostés de los pueblos

Viajo a Milán, Italia, a la casa de los Javerianos, una congregación misionera muy activa. Los Javieranos me han invitado a su gran fiesta de Pentecostés que reúne a personas de varios continentes. Intitularon la fiesta : "Mil rostros, múltiples culturas, una sola humanidad. Para una cultura del encuentro, de la reciprocidad y de la fiesta." No sé qué es lo que atrae a tantos jóvenes como acudieron a la fiesta.

Pentcôte des peuples Sin duda el concierto del sábado noche fue un gran éxito. Estos jóvenes se encuentran alrededor de una mesa para dialogar, comer churrasco y beber cerveza.
Hay también casetas que ofrecen productos de los países africanos y latinoamericanos. Pero el gran momento de la fiesta es, sin duda, la misa.
 

Los Javerianos quisieron que yo pusiera la mitra y la cruz pectoral, ¡Algo que me sucede raramente! La multitud de mil caras está sobre la hierba o a la sombra de los árboles. Está atenta, consciente de su diversidad. Sabe que la lengua de Pentecostés, la que puede comprender hoy todo el mundo, es la lengua de los hechos: "Era un extranjero y me acogisteis. Estaba enfermo y vinisteis a verme..."

Disfruté mucho al hablar con esta multitud disponible al soplo del Espíritu. 

souffle de l'Esprit

   

 

     
   

En Graz

He vuelto por tercera vez a esta ciudad de Austria para dar una conferencia. El nuevo obispo me acogió muy fraternalmente en el obispado. Estaba muy contento de la elección del nuevo papa y se preparaba a ir a Roma para la misa de entronización.
Su secretario particular asistió a la conferencia. Yo escucho siempre con interés las preguntas del auditorio. Es para mí una manera de conocer las expectativas de la gente. Aquella tarde allí, la actualidad obliga, se habló del nuevo Papa.

centre ville de Graz 

Hay en el auditorio tal deseo de apertura, tal esperanza de cambio, que la decepción es grande. Estos cristianos expresan con delicadeza sus sufrimientos en relación con el futuro.
Yo no pude evitar pensar en el entusiasmo de su obispo. ¡Qué contraste entre una iglesia oficial y una iglesia a ras del suelo!

évêque E. Kapellari A la mañana del día siguiente, en el desayuno, el obispo manifiesta con satisfacción: "Mi secretario ha venido a decirme ayer por la tarde que la velada había sido buena". 

   

 

     
   

¡Bienvenido a Francia!

Es el título de un libro que acaba de publicarse. La autora es Anne de Loisy, la periodista con la que fui a Irak hace dos años. 

Anne de Loisy

Ella no ha temido arriesgarse a ir adelante para situarse allí donde las mujeres y los hombres están en peligro. Así fue como logró introducirse en la zona de espera, tristemente célebre, del aeropuerto Charles de Gaulle de París. Para penetrar en esta zona cerrada, sólo había una solución: trabajar allí.

livre - bienvenue en France Durante seis meses, Anne de Loisy trabajó con la Cruz Roja, intermediaria entre los extranjeros y la policía, sin revelar nunca su verdadero oficio.
Tuvo el gran mérito de dejar tomar la palabra a los extranjeros en situación irregular.
 

Anne sintió a menudo la cólera, la repulsa, la impotencia. No imaginaba lo que llegó a ver y oír. ¡Y esto pasaba a 30 Km. de Paris!