Cuaderno de bitácora de febrero de 2005

    En Calais  Misa de Navidad
    Sebastian y Atif
Bibliographie
   

Partenia



Cuaderno

Biblia

Retrospectiva

archivo

Historia

Link

E-mail

En Calais

réfugies Este puerto de pesca y de viajeros está en frente de Inglaterra. Los extranjeros procedentes de África subsahariana, de Irán, de Irak… acaban por llegar a Calais. Sueñan con poder llegar a Inglaterra. 

A fuerza de tanto empeño y perseverancia, unos cuantos conseguirán cruzar la Mancha.
Fui invitado por la Asociación que fue creada para ayudarles, voy conociendo a las personas que la componen: hombres y mujeres que provocan mi admiración por su solidaridad cotidiana.
En un solar abandonado barrido por un viento gélido, veo a los sin papeles, a veces acosados por la policía, vienen para el reparto de bocadillos. Salgo a su encuentro.
Me quedo mirando esa larga cola de jóvenes que esperan pacientemente su turno luego se van y desaparecen. Este espectáculo me resulta insoportable.
 

manifestation 

Al final de la tarde, ya de noche, los sin papeles se reúnen con militantes y simpatizantes para dar comienzo al desfile por las calles de la ciudad. Al llegar al centro urbano, la asociación les sirve una comida caliente. Nueva cola para esperar en el frío bajo la iluminación de las farolas. Después de haber sido servido, cada cual se va a buscar un lugar con su plato de cartón. Yo como con ellos. Es una comida rápida pero se agradece.
A continuación, nos volvemos a juntar para las intervenciones.
Me parece inaceptable que los responsables políticos no se muevan y se descansen en las asociaciones. Decir que los sin papeles no tienen nada que hacer en Calais no aporta ninguna solución. Los extranjeros, víctimas de la miseria y de la violencia en su país seguirán llegando al nuestro, cuales quiera que sean nuestras leyes y nuestros discursos.

un lit pour dormir Yo que tengo la suerte de tener una cama donde dormir, no consigo dormir pensando que esos jóvenes no tienen nada. Se han ido a ocultarse a alguna parte en el monte. 
     
   

Misa de Navidad

Es de noche y es difícil para los que no conocen el "comité des sans logis -de los sin techo-", encontrar el callejón mal iluminado que conduce hasta allí. Pero en cuanto se pasa la puerta del local, da gusto encontrar una sala adornada, llena de luz. No es grande, pero reúne. Mourad se pasó la tarde con los preparativos de la fiesta.

fêter ensemble 

Ya están ahí unos sin papeles, en su mayoría musulmanes. Los militantes asociativos, cristianos o no acaban por encontrar el sitio. ¿Tal vez no hayan visto a una estrella que les guiase?
Estamos felices de acogernos y de celebrar la Navidad juntos.
Después del Evangelio que anuncia el nacimiento de Jesús, la palabra circula.

El responsable del comité de los sin techo recuerda las palabras de Farid durante la manifestación de la víspera con los sin papeles: "Cuando me manifiesto, existo". 

avec eux


Esta palabra "existir" va a ser retomada por otros:
"Yo también existo cuando celebramos la Navidad" "En Navidad, me siento reconocido como lo que soy", "Es verdad, en Navidad existimos todos, tengamos o no papeles, una religión o ninguna".
Retomo las palabras que he pronunciado ese mismo día en el telediario:
"Si Dios viene a habitar con nosotros es porque somos importantes. Si toma nuestra condición humana, es que somos valiosos. La Navidad es la fiesta de la dignidad del ser humano. Una dignidad incomparable."

manger ensemble Después de la misa, pronto transformamos la sala para poner mesas y comer el cuscús. Esta es la fiesta de la fraternidad recobrada. ¡Una hermosa Navidad!  

   

 

     
   

Sebastian y Atif

Atif Rafay En diciembre, me encontraba de paso por Montreal y me vi allí con Daniel Laprès, un amigo que conocía desde 1990. Daniel está comprometido con la causa de dos jóvenes canadienses, Atif Rafay y Sebastian Burns, condenados injustamente por los asesinatos de los padres y de la hermana de Atif en Seattle, en los Estados Unidos. 

El juicio concluyó en mayo de 2004, pero los crímenes databan de 1994. La razón de esta larga demora judicial estriba en el hecho que el gobierno canadiense, despreciando sus compromisos internacionales, quería proceder a la extradición de los dos chicos hacia los Estados Unidos sin exigir que fueran protegidos contra la pena de muerte. El asunto tardó varios años en llegar hasta la Corte Suprema de Canadá. Ésta, teniendo en cuenta la opinión internacional, ordenó finalmente al gobierno que exigiese a los americanos que renunciasen a la pena de muerte contra Sebastian y Atif. Cuando estas garantías fueron aportadas, la extradición se pudo finalmente realizar y ambos chicos fueron procesados en Seattle.

Sin embargo, en el juicio, el juez cometió numerosas faltas graves, en especial prohibiendo a los abogados de la defensa presentar los elementos de prueba cruciales que establecían claramente la incompetencia de los investigadores.

El juez también había admitido a prueba en el juicio la "confesión" que los dos chicos habían hecho, forzados por la policía canadiense, y que determinaron su suerte. Sin embargo, esta "confesión" se había realizado bajo amenazas de los policías de la Gendarmería Real de Canadá, que se habían hecho pasar por miembros del crimen organizado habituados a matar gente, y que habían enredado a Sebastian y Atif en un guión en el cual éstos habían temido por la vida de sus familiares si no "confesaban". La finalidad de esta peculiar operación policial era obligar a los chicos a confesar, con estas artimañas, costara lo que costara, incluso cuando la prueba material y circunstancial les disculpase por completo.

Este asunto reveló que la policía federal canadiense utiliza de manera rutinaria estas tácticas que violan los derechos humanos. Han salido a la luz recientemente varios casos diferentes de personas condenadas en Canadá a pesar de su inocencia. Por ejemplo, en Winnipeg, en un asunto de homicidio con violación de 1992, dos jóvenes de 17 años habían sido reconocidos culpables y condenados a cadena perpetua después de haber "confesado" tras una operación policial similar a la que sufrieron Sebastian y Atif. Pero, desde entonces, han surgido hechos nuevos: en septiembre de 2004, un análisis de ADN demostró que el crimen no había sido cometido por estos dos adolescentes. Sin embargo, desde entonces, uno de esos dos jóvenes se suicidó. Para él y su familia, ahora es tarde para hacer justicia.

Recientemente, se descubrió que la policía federal canadiense, además de proceder con toda impunidad a este tipo de operaciones, invita ahora a los cuerpos extranjeros a recibir una formación en Canadá para aplicar los mismos métodos en sus países. Fue así como los policías de Bélgica y de Australia fueron formados por policías canadienses y pueden ahora atrapar con sus trampas a personas inocentes. Es muy posible que policías de otros países hayan recibido también una formación como ésta, de ahí que existan razones para preocuparse seriamente por el respeto de los derechos humanos.

Sebastian Burns Atif y Sebastian van a impugnar su condena. Aquellos que los apoyan van a continuar respaldándoles en su lucha, con todos los y las que creen que la justicia debe basarse en la verdad y el respeto de los derechos humanos. Se creó una página en Internet para presentar los detalles indignantes de su proceso: www.rafayburnsappeal.com 

Resultaría útil alertar a la comunidad internacional de los defensores de los derechos humanos sobre estos métodos policiales, creados por la policía de Canadá para ejercer las presiones necesarias sobre el gobierno canadiense con el fin de que adopte las leyes necesarias para prohibir su aplicación en Canadá, y también su exportación a nuestros países.