Cuaderno de bitácora de diciembre de 2004

    La muerte de Yaser Arafat: ¿una esperanza para la paz?
    Indeseable allende del Rin  Un veneno secular 
    El combate de Samia
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La muerte de Yaser Arafat: ¿una esperanza para la paz?

emotion et la peine Poco después del anuncio de su fallecimiento, fui al hospital para manifestar mi solidaridad con los palestinos. La multitud llenaba la calle que bordea el hospital. Los rostros reflejaban la emoción y la pena. Había gente llorando. 
 
Los palestinos me daban las gracias por estar allí. Me abrí paso en medio de las gentes y logré llegar hasta la entrada del hospital.
Los servicios de seguridad me dejaron pasar. Fui conducido hasta el féretro de Arafat.
 
En varias ocasiones, en Túnez y en Ramala, yo había estado con el líder palestino que encarnaba la causa palestina, las luchas y las esperanzas de su pueblo. Se había convertido en su padre. Gracias a él su pueblo pudo soñar con un Estado independiente. 

à Tunis


Arafat no será sepultado en Jerusalén, sino muy cerca de la ciudad santa, en Ramala, ciudad sitiada. La paz todavía no acudirá a esta cita pero ¿tal vez se encuentre cercana? Yo medité en silencio delante del féretro pensando que Arafat le brindaba un último favor a su pueblo: el de hacer que advenga la paz.
 
La delegada de la OLP me llevó en su coche para ir con los oficiales al aeropuerto militar de Villacoublay. La Guardia Republicana aguardaba, preparada. Yaser Arafat recibió los honores de un jefe de Estado. Su féretro llegó en helicóptero y fue portado por soldados franceses ¡qué hermoso símbolo! ¡Y qué momento de intensa emoción! Oímos el himno palestino. Las cadenas árabes retransmitían en directo las imágenes en Ramala.

symbole d'honneur A continuación, montaron el féretro en el airbus de la República francesa y la puerta se cerró. Se estaba pasando una página de la historia.

Los palestinos presentes estaban a la vez orgullosos y agradecidos de lo que Francia había hecho por su presidente.
En el asfalto del aeropuerto, transido de frío, le hice un gesto de despedida mientras el avión emprendía el vuelo hacia el Cairo, llevándose con él, según mi deseo, un brote de olivo.
     

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Indeseable allende del Rin

Eugen Drewermann Yo tenía que ir a Alemania, a Bonn, para dar una conferencia con Eugen Drewermann que es un teólogo famoso en su país y fuera de sus fronteras. 

Apartado por Roma, sigue su ruta poniendo en práctica lo que dice. Es amigo mío desde hace mucho tiempo y me alegraba de volver a encontrarme con él, pero, una vez más, me cayó encima la prohibición. El cardenal de Colonia me consideró indeseable en su diócesis. Renuncié a ir a Bonn.
Se pudo leer en los periódicos:
«El arzobispo de Colonia utilizó por primera vez en Alemania un artículo del derecho religioso que autoriza a un obispo a prohibir el acceso a su territorio a un obispo extranjero.» Sentí pena por los participantes a esa velada, para los organizadores y por Eugen Drewerman a quien dejé solo en la conferencia.
Les envié un mensaje deseando que esta prohibición nos ayude a ir más lejos por los caminos de la libertad.

¿Cómo se puede anunciar un Evangelio de libertad si los que lo proclaman no disfrutan de esa libertad?
Si la Iglesia no da un testimonio por su propio funcionamiento, ¿qué puede proponer o denunciar?
 

carte rouge pour Meisner

Ya tengo cierta experiencia de las prohibiciones que se me han impuesto en el pasado. Como cada vez, sigo mi camino para irme a otras orillas, porque no hay tierras prohibidas para el Evangelio.

   

 

     
   

Un veneno secular

SOS Racisme En una hermosa tarde soleada de domingo, yo participaba en la manifestación parisina contra el racismo, el antisemitismo y las discriminaciones. Una manifestación anunciada desde hacía mucho tiempo ya que el racismo se está recrudeciendo, resurgiendo el antisemitismo, tanto como las innumerables discriminaciones relacionadas con el sexo o la homofobia. 

Esperaba que la movilización fuera impactante. No ocurrió así. La gran multitud no acudió a la cita.
Pero lo importante era estar presente.
El racismo duerme dentro de cada uno de nosotros. Cuando está en contacto con el terreno de la exclusión, puede despertarse y proliferar a la manera de un incendio que todo lo destruye. Cuando la inseguridad social y la precariedad crecen, el racismo tiene todos los ingredientes para manifestarse a la luz del día. Y, como siempre, se buscan chivos expiatorios.
El cortejo de manifestantes se acercaba a la plaza de la Nation. A mi alrededor estaban hablando de Córcega con esta crecida del racismo que muestra su rostro a la luz del día. En la actualidad está al orden del día la caza de magrebís para que se marchen de Córcega. Sin embargo, al buscar excluir a los magrebís. Los corsos están también excluyendo a algo de sí mismos.

Pienso que todos los racismos tienen que ver con los mismos mecanismos y deben ser combatidos sin concesiones. Vengan de donde vengan. Se trata de un auténtico veneno secular. 

combattre sans concession

   

 

     
   

El combate de Samia

La Chorba Fui a la «Chorba», asociación musulmana que sirve comidas a los sin papeles y a personas pobres y en la cocina me encontré con Samia. Está aquí desde hace poco tiempo y ya está resultando una excelente cocinera. Quiere hablarme para ponerme al tanto de su situación. 

Fue abandonada por su marido que se marchó con su hijo de cinco años, ella se queda con un bebé de seis meses ingresado en un hospital. Sin recursos, sin papeles, sin trabajo ¿Qué será de ella? Además, está amenazada de expulsión a su país de origen ¿Cómo podría salir de Francia mientras su hijo necesita estar en el hospital?

Afortunadamente, la Chorba la acogió con los brazos abiertos como en una familia. Familia ya no se siente sola. Puede afrontar las dificultades porque los que la apoyamos somos muchos.
Samia me confía con dulzura: «Creo que Dios no me va a dejar tirada. Dios me cuida».
 

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