Cuaderno de bitácora de Noviembre de 2002

    La soledad de los moribundos  El Abad Gregoire 
    La oración de los monjes   
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La soledad de los moribundos

En una manifestación, un militante vino a decirme que Antoine estaba ingresado en el hospital, muy grave, deseaba que yo le fuera a visitar. No recordaba quien era Antoine, pero anoté sus señas.

En el inmenso hospital, acabé encontrando su habitación. Su mujer me reconoció y se alegró de que hubiera venido. También Antoine me reconoció y me sonrió. Tenía la tez amarilla, los ojos amarillos, un vientre enorme.

Estaba muy debilitado, ya no podía hablar pero sus ojos me hablaban. Me decían más que las palabras.

Puse mi mano en la suya y le dije: "Después de todas las luchas que llevaste a cabo, te enfrentas ahora a la más dura". Ya entendí que a Antoine le quedaba poco tiempo de vida. Mientras tanto, su mujer hablaba por teléfono y daba noticias tranquilizadoras de su marido. Criticaba a las enfermeras que pasaban pocas veces y no hacían bien su trabajo. ¡Afortunadamente, estaba ella allí para protestar!

dernière étape Yo seguía tomándole la mano a Antoine o tal vez fuese la suya la que tomaba la mía. Esta presencia física le recordaba que todavía pertenecía al mundo de los vivos. No olvidaré su sonrisa que también era una despedida. 

En el pasillo, la mujer de Antoine se reunió conmigo: "Mi marido está desahuciado. No se lo decimos para no asustarle. Por eso delante de él, en el teléfono, yo decía que estaba bien. Pero ya nada se puede hacer por él". "Pienso que Antoine es consciente de la gravedad de su estado y se prepara para morir. ¡No tenga miedo. Todavía le necesita, necesita su ternura para acompañarle en esta última etapa".

     

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El Abad Gregoire

Abbé Grégoire Un equipo de televisión prepara un documental sobre el Abad Gregoire, gran figura de la Revolución de 1789, que hoy está en el Panteón. En el jardín de Luxemburgo bajo un sol radiante, el actor revestido de una sotana morada que interpreta al hombre de Iglesia quiere saber como el pasado ilumina el presente. Gregoire era un defensor de los derechos humanos y especialmente de las minorías oprimidas. 

Se peleó para que los judíos fuesen ciudadanos de pleno derecho y que los negros fueran liberados de la esclavitud. También quería que su Iglesia no se quedara fuera de aquel acontecimiento
mayor que fue la Revolución de 1789.

Nos fuimos a ver a los Sin Papeles que nos acogieron con alegría en "La casa de todos Juntos" (posible traducción de "la Maison des Ensemble"). Pasamos por los dormitorios que también sirven de cocina.

Aceptaron de buena gana hablar de su vida, de su lucha y de su interminable espera de los papeles. Comimos con ellos allí mismo ¡Qué duda cabe, a Grégoire le hubiera hecho feliz estar junto a ellos para defenderlos!  êtra à leurs côtés

   

 

     
   

La oración de los monjes

Como cada año, voy a pasar un tiempo de silencio y de oración a la abadía de La Pierre qui Vire, en Borgoña.

temps de silence El acceso es difícil para quien no tenga coche. Pero después de tomar el tren y el autobús, un monje me está esperando y me recoge en coche para recorrer la última etapa.  

Voy primero a la cocina para saludar a los amigos que están encantados. El nuevo y joven padre Abad no tarda en venir a verme a mi habitación. Da gusto estar con él. Me pide que hable en el capítulo, que presida una eucaristía, que predique, que venga a tomar un café con su consejo. Accedo de buen grado a estas peticiones fraternas.

Me gusta participar en la oración de los monjes. Una comunidad en oración siempre me resulta atractiva. Los monjes llevan una vida en soledad sin quedarse aislados. La soledad no es aislamiento. Vivir aislados sería peligroso. ¿Acaso la soledad no es ese lugar misterioso donde sólo Dios puede entrar para morar en nosotros? una soledad habitada por Dios que nos espera y nos habla al corazón?

De día y de noche, me reconforta ver como estos monjes dejan a Dios orar en ellos, en solidaridad con todos los hermanos de humanidad.  dire une prière