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Velada en las afueras de
París
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- El tren me llevaba hacia aquella ciudad problemática
donde los coches arden y acababa de ocurrir un drama que tenía
en vilo a la prensa nacional: a Moussa de 17 años le había
matado de un tiro un policía mientras intentaba forzar
una barrera policial. Yo tenía que asistir a una conferencia
debate junto a un sociólogo musulmán y una mujer
argelina y deseaba ver a la familia de Moussa. Allí estaba
la noticia.
En el tren, dos jóvenes se asomaron a un periódico
que leía una mujer para ver lo que decían de Moussa.
Aproveché para preguntar dónde vivía su
familia. "En el barrio de Les Musiciens" contestaron
ellos. "¿Queda lejos de la estación?"
"Sí, pero con el bus se llega bien".
- Al llegar a la estación, me invitaron a subir con
ellos al autobús que ellos también tomaban. Como
tenían que bajar antes que yo, hablaron con el conductor
para que me dejara lo más cerca posible del barrio de
Les Musiciens.
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Los dos chicos se despidieron con simpatía
dejándome en buenas manos. En otro momento, el conductor
detuvo el autobús y me indicó una dirección.
Era de noche y helaba. No había nadie a la vista.
Tomé la dirección indicada, con la esperanza de
encontrarme con alguien. Y, justo allí, debajo de una
farola, unos chicos estaban charlando.. Me acerqué para
preguntarles dónde vivía la familia de Moussa.
"¿Ve usted el edificio de allá? Están
en el tercer piso, puerta 2. Les di las gracias por llevarme
por buen camino. Apenas llamé a la puerta, una chica me
abrió y me mandó pasar. En el cuarto de estar había
gente sentada que hablaban alto. La madre de Moussa se acercó
a mí y me condujo aparte a una habitación donde
estaba su marido con uno de sus amigos. Era la habitación
de Moussa. Me invitaron a café y pastas. La madre me enseñó
un marco con una bonita foto de su hijo: ¡un hijo de 17
años que tenía toda la vida por delante! Las lágrimas
que yo veía en sus ojos demostraban el amor que sentía
por él al mismo tiempo que su pena.
El padre, insistía para decirme que su hijo no le hacía
caso: "hacía lo que quería. Yo no sabía
dónde comía. En cuanto volvía a casa, se
metía directamente en su cuarto". La madre guardaba
silencio.
Se le veía felices de tenerme con ellos. Moussa era nuestro
lazo de unión. Todavía me quedé largo rato
con ellos.
Luego, me marché en la noche y el frío para
buscar el centro cultural. En cuanto veía jóvenes,
iba derechito hacia ellos para preguntarles el camino. Eran como
estrellas que me guiaron hasta el lugar buscado. |
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- Adiós
- María
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Halló la muerte, atropellada por un camión.
Deja un hijo de dos años y medio un marido desconsolado.
Su familia, vasca y portuguesa, no invocan a Dios ni a la religión,
excepto su madre, vino a pedirme una celebración en el
cementerio de Le Père Lachaise.
María era muy querida para ellos. Era militante de derechos
humanos, una ciudadana del mundo.¡ Sus luchas contra las
injusticias eran incontables!
En la iglesia del conocido cementerio, había gente de
Córcega, del País Vasco, de Portugal, de Irlanda...
Cada cual recibió una rosa prendida en un sobre que contenía
una tarjeta. En ella se podía escribir un último
mensaje para María.
Unos vascos se acercaron al féretro para colocar diez
lámparas semejantes a las que Picasso pintó en
el Guernica y que simbolizan desde entonces para los vascos
la esperanza en la noche.
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tableau de Pablo Picasso "Guernica" |
La lectura de un poeta inglés ayuda a pensar la
muerte:
"Estoy de pie en la orilla
de la playa.
Un velero pasa en la brisa de la mañana
Y marcha rumbo al océano.
Él es la belleza, él es la vida.
Lo miro hasta que desaparece en el horizonte.
Alguien junto a mí dice: "¡se marchó!..."
¿Se marchó? ¿Hacia dónde?
¡Salió de mi mirada, eso es todo!
Su mástil sigue alto.
Su casco tiene la misma fuerza para llevar carga humana.
Su desaparición total de mi vista está en mí,
no en él.
Y justo cuando alguien junto a mí dice:
"¡Se marchó!..."
Otros ven como aparece en el horizonte
Y se acerca a ellos,
Exclaman con alegría; "¡Aquí está!"
...
Eso es la muerte."
E marido de María habla entonces para la asamblea
y lee emocionado el texto que había preparado: "Quisiera
decir que con María viví mis mayores momentos de
felicidad. Y hoy, he descubierto el sufrimiento, el miedo, la
tristeza profunda. Todos esos sentimientos de los que ella me
había protegido, los he descubierto hoy.
Ayer la amaba como nunca había amado a nadie y ese amor
me parecía simplemente natural. Yo no me pregunté
por qué la amaba. Hoy, lo sé.
Sé que María era un ser excepcional, que me dio
un amor excepcional y que durante todos estos años hizo
de mí un hombre mejor.
Vosotros, todos los que la habéis conocido, sé
que ha dejado algo de ella misma en cada uno y a esa parte de
María que vive en cada uno de vosotros quisiera decirle:
te amo."
Las palabras de Jesús: "permaneced en mi amor"
sacadas del Evangelio de Juan caían entonces sobre esta
asamblea tan unida por el amor, la emoción y la pena,
como en tierra buena.
Cuando el féretro bajó dentro de la tumba, tiramos
nuestras rosas y los sobres que contenían nuestros secretos,
mientras los vascos entonaron el canto del combate de la libertad.
Este fue nuestro adiós a María. |
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No-violencia:
En los arrabales de París, me tocaba animar una velada
sobre la paz, en compañía de la secretaria general
del Mouvement de la Paix (Movimiento de la Paz). |
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Cuando llegó el momento del debate con el público,
tratamos de la inseguridad en el día a día tanto
en los institutos, en el metro o sencillamente en la calle. El
testimonio de una chica vino a punto: "me llamo Noémie.
Un día yo estaba en el metro cuando un chico me amenazó
con su cuchillo. Quería mi dinero y mi teléfono
móvil. Lo miré a la cara y le dije: "no
tengo dinero, pero tengo un móvil ¡El móvil
no voy a dártelo!". "¿Por qué?"
Dijo con su cuchillo apuntándome.
"Lo necesito para llamar a mi amiga y preparar nuestro
trabajo sobre a paz en el mundo".
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"¡Entonces quédate tu móvil!"
Se marchó y volvió hacia mí y me dio un
beso en la mejilla... |
El auditorio aplaudió. Un hombre se levantó
y dijo: "Yo fui el profesor de Noémie. En el instituto,
ante al violencia, hemos dedicado tiempo para iniciarnos a la
no-violencia". |