Cuaderno de bitácora de Enero 2002

    Estudiantes vietnamitas   
    Programa de televisión sobre la doble condena 
    Laicismo y grandes religiones
    La paz es posible   
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Estudiantes vietnamitas

Joseph es un viejo amigo. Su familia vive en las afueras, tiene un maravilloso sentido de la acogida, y una fe profundo que debe llegar hasta el corazón de Dios.

Joseph se propuso la tarea de ayudar a los estudiantes pobres de Vietnam. En ello se gasta todo el dinero que se gana trabajando. Con el acuerdo del ayuntamiento, instaló unas caravanas en un solar para una docena de estos jóvenes, chicos y chicas, católicos y budistas. Su invitación a cenar fue una alegría para mí.  images vietnam

En el coche caravana, nos apretamos para que todos puedan caber. Empezamos por cantar y orar. Cada uno y cada una se presenta. Dos de ellos ya han finalizado sus estudios. Encontraron trabajo y vivienda en París. Vienen con frecuencia a visitar a la comunidad de la que todavía se sienten solidarios. Otros tres no han podido entrar en el seminario en su país ya que los responsables políticos lo prohíben. Por esta razón decidieron quedarse en Francia con la esperanza de poder llegar a ser sacerdotes algún día.
La comida era vietnamita. ¡Cuánto me llamó la atención la sencillez y la alegría de esta comunidad tan evangélica! Lo poco que tienen lo ponen en común. Al compartir se hacen hermanos. Antes de marchar por la noche, les bendigo como ellos pidieron.

     

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Programa de televisión sobre la doble condena

Recordemos que la doble condena significa cárcel más expulsión. Si una persona comete un delito se le condena a una pena de cárcel. Si es extranjera, además de la pena de cárcel, le condenan al alejamiento definitivo o temporal del territorio francés. Con frecuencia, estos extranjeros se encuentran en Francia desde su infancia. Francia es su país. Aquí tienen su trabajo, sus lazos humanos. No suelen conocer el país cuya nacionalidad poseen. Viven esta segunda condena como un destierro, una muerte social. Puesto que no tienen nada que perder, su último recurso es la huelga de hambre.

histoires de vies brisées  Fui a ver la última película de Bertrand Tavernier: "Histoires de vies brisées" (puede traducirse por historias de vidas rotas.) Volví a ver los rostros conocidos de aquellos huelguistas del hambre de Lyón. Me pareció estupendo que pudiesen expresarse con tanta pasión y tanta ira. Hermosa película. ¡En la sala sólo estábamos cuatro viéndola! 

Las televisiones no han querido esta película. Sólo pusieron un programa grabado en una cervecería parisina. Bertrand Tavernier es un realizador comprometido. Da gusto oírle. Destaqué la lucha justa de los sin papeles y su determinación a menudo ejemplar.

   

 

     
   

Laicismo y grandes religiones

Angers  El centro cultural de Angers estaba hasta la bandera. 

En la mesa de ponentes, yo me encontraba junto a un rabino, un imán, n protestante y una historiadora. No cabe duda de que este tema es un signo de una real expectativa por parte del público. En efecto, para muchos, el laicismo significa reivindicación de autonomía del ser humano en su razón y en su conciencia. Es la condición para ser uno mismo. También la condición para la democracia. ¿Pero acaso haya quien piense que el progreso humano pasa por el rechazo de lo religioso y que la religión tiene que quedarse en las sacristías?

En mi opinión, las intervenciones demostraron que el Islam estaba a prueba de laicismo y que el laicismo está a prueba del Islam.

Por lo que respecta a los fundamentalistas, me parece importante decir que se es ciudadano antes de ser creyente. La creencia viene después. El acto por el que adherimos a una religión sólo se puede hacer con la condición que exista el derecho a no hacerlo. Terminé mi exposición recordando las palabras del Primer Ministro:

grandes religions  "Las Iglesias deben expresarse sobre los debates de la sociedad. Esto me parece normal. Más aún, necesario.". 

Me permití añadir "Amén", ¡lo cual provocó la hilaridad del público!

   

 

     
   
La paz es posible  construire la paix 
 
El Movimiento de la paz había organizado en la periferia de París una velada sobre este tema: construir la paz hoy. El momento estaba bien escogido a causa de la violencia y lo enfrentamientos redoblados entre Israelitas y Palestinos.
 
Mondialiser la paix  Yo volví a intervenir con el secretario del Movimiento de la Paz, autor de un libro reciente: "Mundializar la paz". Durante dos horas habíamos comenzado firmando libros en una gran librería de la ciudad. 
 
La acogida había sido cordial y la gente estaba contenta de estar allí, de darse un apretón de manos y de cruzar unas palabras preparadas con corazón. Y no olvido a las mujeres que estaban encantadas de abrazarme...
El auditorio se sentía atañido por la paz. Esto era también asunto suyo. Esta movilización ciudadana me regocijaba. La cuestión de la paz no se puede dejar a los expertos, a los responsables políticos. Los ciudadanos tienen también una palabra que decir. Estamos sumergidos en una cultura de dominio. Se nos ha enseñado a ser los más fuertes, los mejores, eliminando para a ello a los otros, rechazando a los otros. Pero una cultura de la paz está a punto de nacer en las familias y las escuelas, donde se aprende a no responder a la violencia con más violencia. Mientras hablé, vinieron a dejarme un papel sobre la mesa. Al final del debate, lo leí, pues la interesada deseaba hacerlo.
 
"Hola, me llamo Noemí. Desearía contaros una pequeña historia. Un día me agredió un joven al tomar el metro. Quería mi dinero, pero yo tenía también un móvil. -¡El móvil no te lo doy! -¿Por qué? -Porque lo necesito para llamar a mi compañera y dar nuestra charla sobre la paz en el mundo. -Entonces guarda tu móvil, me dijo. Se fue y luego volvió hacia mi y me dio un beso en la mejilla. ¡Es cierto! Ánimo. Noemí. Aplausos en la sala. Noemí nos invita a que los jóvenes y la paz marchen conjuntamente.