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Con los periodistas
Una docena de periodistas de televisión, procedentes
de diversas regiones de Francia habían venido a París
para seguir una semana de formación. Jóvenes, astutos
hábiles para el diálogo, me acogieron una mañana
entera para que les hablase de mis encuentros con los responsables
políticos. ¿Cómo acogen a un hombre del
terreno, relacionado con los excluidos, cómo le escuchan?
¡Sobre esta cuestión no faltaba materia! Fue un
diálogo apasionante.
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Pero, como ocurre con tanta frecuencia, tratamos de la Iglesia.
Estos periodistas se sentían ajenos a la Iglesia católica,
¡se sorprendían de que yo formase aún parte
de ella! |
Les intrigaba especialmente saber como reacciono ante el
papel que puede desempeñar la Iglesia respecto a mí:
"¿No tiene usted la impresión de que la
Iglesia en su estrategia, tiene mucho interés en dejarle
en la situación en que se encuentra? ¿No cree usted
que le utiliza, que se sirve de usted y que usted le da buena
conciencia?".
"¿Por qué no?. A veces tengo la sensación
de ser utilizado para acciones de defensa de los sin papeles
o de los sin techo. Se sirven de mi presencia o de mis declaraciones.
Es algo normal. A mí no me engañan. Es una forma
más de servicio. Si la Iglesia me utiliza, ¿no
será ésa una manera suya de decirme que le estoy
haciendo servicio?" |
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Testigos de la Belleza |
Un retiro original se celebraba en Québec en un hotel
ocupado para la circunstancia. Lo llenaban más de doscientas
personas respondiendo a la iniciativa de "Evangélisation
2000" encargada de su organización.
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En la guías turísticas figuran las menciones
"vista de interés" o "vista panorámica".
Así era con nuestro hotel que llevaba el nombre de "Manoir
des Sables" -Mansión de las arenas- . Más
que nunca, me sentía "obispo de las arenas". |
Cada mañana, tocaba con los ojos el lago y los bosques
que aún ofrecían, en esta estación otoñal,
la magia de sus colores.
Desde el viernes por la noche hasta el domingo al mediodía,
el retiro se desarrolló con densidad y profundidad en
un buen clima de convivencia. El tema no podía haber sido
más evocador: "¡si conocieras el don de Dios!".
Me han gustado las liturgias y sus cantos inolvidables, que dejan
transparentar la Belleza que viene de arriba, con el amor de
dios derramándose en nuestros corazones. Nos convertíamos
en testigos de la Belleza que salva. |
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Audiencia en el tribunal
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Fui citado para ser oído en calidad de testigo en la Audiencia
del Tribunal de apelación de Angers. Dos militantes contra
la exclusión y el paro han sido condenados a diez y cinco
años de cárcel de reclusión criminal. Esta
condena es la consecuencia de la muerte, en circunstancias no
aclaradas de una joven militante de Derechos Humanos.
En la sala repleta del tribunal, veo por primera vez a aquellos
dos jóvenes que llegan esposados. |
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Me habían escrito cartas conmovedoras y angustiadas.
Sus abogados insistieron para que yo estuviera allí ¿Cómo
podía negarme? Sin embargo, no es fácil ser testigo
cuando no se conoce a los interesados. Por más que se
lean los recortes de prensa y se converse con los abogados, nada
sustituye al encuentro.
En una atmósfera solemne y silencio aplastante, el Presidente
procede al sorteo para nombrar al jurado que se colocan a su
alrededor. Algunos se presentan cuando oyen su nombre, pero al
ser recusados, dan media vuelta y regresan a su sitio sin mediar
palabra. ¡Luego pasan a llamar a unos veinte testigos!
Ante la importancia del número y para darse tiempo para
conocer las nuevas piezas traídas al sumario, el tribunal
decide, tras deliberar, el aplazamiento del juicio.
Los periodistas piden mi opinión:"Deseo una justicia
equitativa, después de la desmesura de las penas inflingidas
a estos dos militantes. El respeto mismo de la memoria de la
víctima demanda que el proceso no se ocasión de
otro drama que rompa el porvenir de estos jóvenes ya tan
precario. |
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- Ecumenismo en la base
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- Había una cena e los locales parroquiales de Bâle.
Una cena en honor de un sacerdote fallecido que no había
parado de defender a los inmigrantes. El cura y los cristianos
de la parroquia habían acogido a los extranjeros sin papeles
en sus locales y aceptaban voluntarios en esta cena de homenaje
y reconocimiento tenía lugar en su casa.
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Unos sin papeles había venido de Berna y de Friburgo.
Sacerdotes, religiosas y laicos se encontraban entre ellos. Invitado
a tomar la palabra, dejé hablar a mi corazón. |
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- Este cura amigo que acababa de dejarnos no soportaba la
injusticia. En su camino había tendido siempre la mano
a los pobres.
El domingo siguiente, había estado en Berna en el templo
de la Iglesia Reformada, donde estaban acogidos ilegalmente unos
sin papeles.
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El pastor, un hombre sumamente delicado, me había pedido
que hiciera el sermón comentando este pasaje del evangelio
de Juan: "La verdad os hará libres".
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- Ese domingo era la fiesta de la Reforma. Desde lo alto
del púlpito, me dirigí a la comunidad en la que
estaban mezclados unos sin papeles. El pastor me invita a dar
la comunión a su lado; lo que hice emocionado. Después
de compartir el café y la amistad., fuimos a los locales
de una parroquia católica. Alí se me pidió
que compartiera mi experiencia con los sin papeles de París;
lo que hice largamente ante un auditorio atento.
No pude reprimirme de hablarles de mi admiración por el
testimonio que me dieron. Protestantes y católicos acogieron
conjuntamente a los extranjeros. Gracias a ellos, vivieron un
nuevo Pentecostés, comprendiendo que no se puede vivir
la fe sin abrirse a lo que otros nos aportan.
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