|
|
Colectivo anti-expulsiones
Cada semana, los militantes se citan en el aeropuerto de Roissy
para oponerse a la reconducción a las fronteras de los
sin papeles. Informan a los pasajeros con destino a Bamako. Uagadugu...
y reparten octavillas: "Con ustedes pueden viajar personas
sin papeles, a menudo ocultadas por una cortina en el fondo del
aparato. Estarán esposadas, amordazadas con cinta adhesiva
o sedados. Niéguense a ponerse su cinturón de seguridad
permaneciendo de pie con los pasajeros y el personal de navegación.
Nunca discuta con la policía. Ante su determinación,
el comandante de vuelo podrá hacer que desembarquen a
los sin papeles".
Estos militantes se dirigen también a los empleados de
las compañías aéreas. La "Police Aux
Frontières" de Roissy (PAF) no tarda en intervenir
para controlar identidades y proteger los lugares de embarque.
Han citado a trece en el Tribunal Administrativo de Aulnay Sous
Bois bajo la extraña acusación de "¡explotación
no conforme de una zona aeroportuaria!"
Un domingo por la mañana, nos encontramos unas cien personas
en el momento del embarque del vuelo Bamako-Uagadugu. Los pasajeros
africanos son numerosos, con unos enormes equipajes. El ritual
se pone en marcha: distribución de octavillas, informaciones,
consignas que resuenan en el hall: "Sin papeles expulsados
= sin papeles asesinados". "Pasajeros de pie = ninguna
expulsión".
El cortejo de militantes se mueve y atraviesa los diferentes
pasillos del aeropuerto, con pancartas a la cabeza. La policía
sigue, corre, nos adelanta, protege las zonas de embarque pero
no interviene en ningún momento. Los pasajeros escuchan
y reciben la información con interés. Para muchos
se trata de un descubrimiento.
Admiro a estos jóvenes militantes tan cercanos del hombre
amenazado y tan alejados de las Iglesias. |
|
|
|
|
|
|
|
|
En Lourdes
El obispo de Lourdes me invitó a presidir la misa internacional.
Una oportunidad que aproveché para manifestar la comunión
eclesial. En la basílica subterránea hay concurrencia
de día de fiesta.
Perdí la costumbre de estar con mitra y báculo
en medio de los obispos. Junto a mí está un obispo
italiano, Mons. Bertone, secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe. Me comenta sonriendo lo sorprendido
que le tiene mi presencia. "Estoy donde no me esperan".
"¿Puedo decirle al cardenal Ratzinger que he estado
con usted, celebrando juntos?. "desde luego". "Puedo
decirle a usted que valoro lo que hace".
La procesión se pone en camino, la liturgia es hermosa,
en diversas lenguas y con símbolos que todo el mundo puede
ver gracias a las pantallas gigantes.
Por la noche, a pesar de las amenazas de tormenta, no quería
perderme la procesión de las antorchas. Siempre es lo
que más me gusta en Lourdes. Un pueblo alegre se congrega,
camina con su luz en la noche. Los niños están
encantados. Todo es sencillo y evocador de sentido. Una celebración
popular al alcance de todos que le gustará a María... |
|
|
|
|
|
|
|
|
La Primera Carta a los Corintios
En el coche que me trae de regreso a París. El conductor,
compañero de luchas, me dice: "Un editor me pidió
que hiciese un prólogo a la Primer Carta de Pablo a los
Corintios. Quiere publicar un pequeño fascículo,
con un precio módico, las Cartas del Nuevo Testamento
con un prólogo".
Mi compañero es un científico que se declara más
bien agnóstico. "Yo nunca había leído
la Primera Carta a los Corintios. Su lectura me ha decepcionado.
La forma en que Pablo ejerce el poder, lo que dice de las mujeres...
He hecho un prólogo de seis páginas bastante severo".
Al oírlo me sorprendo. Esta carta evoca para mí
el conocido capítulo 13 sobre la caridad: "Si
me falta el amor nada soy". Y especialmente la experiencia
excepcional que Pablo tiene del misterio de Dios. "El
Espíritu de Dios ve el fondo de todas las cosas y incluso
las profundidades de Dios. Nadie conoce lo que hay en Dios sino
el Espíritu de Dios... De este modo somos consciente del
don que Dios nos ha dado".
También me sorprende ver que un editor no se dirija a
un biblista competente. Pero consigo superar esta primera reacción.
Lo que creíamos nuestro no nos pertenece. Tanto la Biblia
como el propio Jesús pertenecen a la humanidad. No tenemos
monopolio. Y si el apóstol Pablo sale con unos rasguños,
esto no podrá impedir que la Palabra de Dios prosiga su
camino y ponga fuego en los corazones. |
|
|
|
|
|
|
|
|
Bautizos
En alguna parte de los Alpes (Hautes-Alpes), una joven pareja
cría cabras, dos vacas y hace quesos. Cercanos a la naturaleza,
dan importancia a la calidad de vida, son militantes de la Confederación
campesina y están muy comprometidos.
Ella querría bautizar a sus dos hijos. Él se resiste
para que no se les imponga nada. Pero lo que quiere una mujer...
Así fue como él, insistiendo, vino a verme para
que celebrara yo el bautismo.
Los familiares y amigos suben lentamente la colina con una antigua
capilla en su cima.. El sol brilla con todo su esplendor. La
montaña de los Écrins ofrece a nuestras miradas
un horizonte fabuloso. La pareja toma la palabra para acoger
a los invitados y dar las gracias al cura que se alegra de estar
con nosotros. Dentro de la capilla, estamos todos muy cerca unos
de otros, no siento la necesidad de coger el ritual. Todo se
desarrolla de forma natural. La palabra brota aquí y allá
y crea sentido. Los signos hablan por sí mismos sin que
necesitemos explicarlos. Incluso los dos bautizados parecen inmersos
en ese clima de amistad y de oración.
Bajamos todos la colina, felices por lo que hemos celebrado juntos.
Un "mechoui" (cordero asado) nos espera. ¡La
dicha está en la naturaleza! |
|
|
|